"Hay un detalle que destaca: siempre se mantiene muy erguido. Incluso en la derrota, su espalda pugna por aparecer derecha. Es un reflejo de líder con fe absoluta en sí mismo. Está tan seguro que no tiene miedo al roce físico, ni a llorar en público, ni a aparecer con la barba desaliñada o la corbata torcida. Sus movimientos denotan que se sabe respetado. Es la máxima expresión del liderazgo".