Ha vuelto a ocurrir. Un objeto abandonado en un museo, una broma, un experimento, acaba convirtiéndose en "obra de arte" simplemente por estar entre las cuatro paredes de un museo. Esta vez ha sido en Escocia. Ruairi Gray, un estudiante de 22 años de la escuela de negocios de la Universidad Robert Gordon y su amigo pasaron por la frutería y compraron una piña antes de visitar una muestra en el edificio Sir Ian Wood del complejo estudiantil. La idea era dejar la fruta abandonada a su suerte en la instalación y ver qué sucedía. Algo así como lo que ocurrió hace justo un año en el MOMA de San Francisco, donde un chico de 17 años dejó sus gafasen el suelo y la gente comenzó a arremolinarse alrededor de las lentes como si de la 'Gioconda' se tratara. La historia de TJ Khayatan dio la vuelta al mundo, y esta de la piña va por el mismo camino.

"Vi un plafón vacío en la exhibición y decidí poner la piña allí y ver cuánto tiempo tardaría en ser confundido por la gente como arte", explica el chaval al 'MailOnline'. A los cuatro días de dejar la fruta, los dos estudiantes regresaron y comprobaron que una vitrina le daba un halo artístico a su experimento.

"Es lo más divertido que me ha sucedido este año", declaro ufanto en 'The Independent'. El mismo rotativo ha preguntado a una de las asistentes culturales de la muestra, Natalie Kerr, incapaz de entender cómo acabó allí la vitrina. "Es un misterio. El cristal es muy pesado. Se necesitan dos o tres personas para moverlo". En definitiva, que los responsables no tienen ni idea de quién pudo colocar el vídrio.

"ESPÍRITU LÚDICO"

Eso sí, según Sally Reaper, director de la muestra, sabían perfectamente que se trataba de una broma, pero decidieron dejar la piña para reivindicar su "espíritu lúdico".

La 'exposición de la piña', en realidad llamada 'Mira de nuevo', tenía como objetivo que los visitantes "miraran los lugares y espacios que nos rodean a través de nuevos ojos". Misión cumplida, al parecer, gracias al experimento del bromista Ruairi Gray.

EL EXPERIMENTO DE LAS GAFAS EN EL MOMA

La historia tiene muchos punto en común con lo ocurrido en el MOMA de San Francisco hace ahora un año, cuando un chico fue a visitar una exposición y, al no entender algunas obras de la muestra calificadas como arte -como un peluche arropado con una manta gris- decidió hacer un experimento: dejó unas gafas en el suelo, junto a una pared y se puso a esperar la reacción del público.

No tardaron en llegar los curiosos que analizaban la 'nueva obra de arte'. Incluso algunos se hacían selfis con los anteojos.