Mas de Barberans, un pequeño pueblo del Montsi de 700 habitantes, despertó ayer conmocionado por la muerte de dos de sus vecinos más jóvenes. Albert S. Ll., de 18 años, mató de un disparo de escopeta a su novia, Melody Ll. Ll., de 15, y luego se suicidó, también de un tiro.

La pareja fue encontrada en el garaje del domicilio del chico, en el número 108 de la calle del Molí, después de que ambos hubieran mantenido una discusión en el exterior del inmueble en plena noche, según explicó la Policía Judicial de la Guardia Civil de Tortosa.

Fuentes próximas a la investigación apuntaron, tras conocer las declaraciones de familiares y amigos de los dos fallecidos, que la principal hipótesis apunta a un nuevo caso de violencia doméstica, excepcional por la juventud de ambas víctimas. Según estos datos, el chico utilizó la escopeta de caza de su padre para matar a su novia y acto seguido quitarse la vida.

El fiscal jefe de Tarragona, José María Parra, añadió que los indicios confirman esa hipótesis como la más fiable y, aunque sin descartarla, restó peso a la teoría de que ambos jóvenes decidieron suicidarse. Esa versión fue sugerida por algunos vecinos, entre ellos el alcalde de Mas de Barberans, Francesc Subirats, reacios a creer que el joven hubiera podido cometer semejante crimen.

DISCUSION EN LA CALLE El alcalde se personó hacia las siete de la mañana en el lugar, poco después de que la madre de Albert bajara al garaje para recoger una bolsa y encontrara el cadáver de su hijo y el de su novia sentados en el suelo, detrás el vehículo estacionado del padre. Subirats señaló que la chica presentaba un disparo en la boca y él en la mandíbula.

La discusión que mantuvo la pareja en la calle es uno de los datos que avalan la hipótesis del homicidio. La abuela del chico, que vive justo enfrente del domicilio donde ocurrió el suceso, escuchó algunos gritos entre las tres y las cuatro de la madrugada y reconoció la voz de su nieto. "Incluso pensó en recordarle que era muy tarde y que debía ir a trabajar a la mañana siguiente, pero prefirió no decir nada y luego oyó cómo cerraban la puerta de casa con llave y se quedó tranquila", explicó una vecina.

Los disparos se produjeron tiempo después, aunque al parecer nadie identificó el ruido, atenuado por el fuerte viento que soplaba en la población. Las banderas colgadas en las calles con motivo de las fiestas, que finalizaron el sábado, también daban golpes sonoros. Quizá por ello ni los padres de Albert, que dormían en el segundo piso del inmueble, oyeron los tiros.

Algunos vecinos explicaron que hacía más de tres años que los dos jóvenes salían juntos, y que discutían con frecuencia.