Desde el 13 de mayo de 1981, cuando Alí Agca disparó a Juan Pablo II mientras circulaba con el papamóvil por la plaza de San Pedro, la Iglesia católica no había vuelto a sufrir un incidente en el que viera comprometida la integridad de su líder máximo. Ayer, un perturbado de 27 años intentó subir al vehículo que transportaba a Benedicto XVI, aunque en esta ocasión, el protagonista del suceso no iba armado ni pretendía atacar al Pontífice. "Solo quería llamar la atención", se aseguró desde el servicio de prensa de la curia.

El desequilibrado, de origen alemán como Joseph Ratzinger, quiso saltar sobre el Jeep blanco en plena audiencia general de los miércoles, a las 10.35 horas, pero su intentona no duró más de cinco segundos, en los que solo llegó a tocar la parte trasera del vehículo. Más de seis guardaespaldas de la Guardia Suiza se abalanzaron sobre él y lo retuvieron para llevarlo después ante el juez, quien ordenó su ingreso en un psiquiátrico tras pasar un reconocimiento médico.

A tenor de las imágenes, Benedicto XVI ni se enteró, puesto que no se giró para ver qué ocurría y siguió saludando a los más de 30.000 fieles con total normalidad a bordo del coche.