No es por el fervor religioso por lo que Mario echa de menos estar fuera de España para vaciones y otros periodos festivos como en Semana Santa, sino por el hecho de perderse por ejemplo la tradicional comida de la pasada pascua que reúne a todos los jóvenes de Esplús, un pequeño pueblo de 600 habitantes de la provincia de Huesca. De allí hizo ya dos primaveras un salto sin red, léase como "sin hablar una palabra de inglés", al gigantesco Londres.

Mario acabó los estudios básicos hace tres años y, "tras darle muchas vueltas", decidió "dar un cambio radical" a su vida y marcharse a la capital del Reino Unido a aprender inglés y un oficio. Este joven oscense representaba en ese momento al 64% de los jóvenes españoles desempleados que están dispuestos a migrar fuera de España para encontrar una salida laboral, según un reciente estudio de Eurostat. España supera en 14 puntos la media europea, donde el 50% se plantea su futuro fuera de su país de origen.

Mario lo consiguió, hoy es coctelero en un prestigioso club privado de Londres, y habla con soltura un idioma con el que comunicarse con medio mundo, aunque lo que no deja de extrañar cada día son a la familia y los amigos que dejó atrás.

Del mismo pequeño pueblo y en la misma dirección salió Ana, aunque ella llegó más lejos, concretamente a Edimburgo. "Me vi con el grado de Comunicación Audiovisual en la mano y sin idea de en qué especializarme. Hoy en día dominar el inglés y tener un máster parecen ser requisitos indispensables, así que me vine para aquí para trabajar de camarera de hotel y así ahorrar y aprender el idioma", explica por teléfono Ana.

En España únicamente le salieron trabajos en calidad de becaria, con honorarios, lo que los ofrecían, muy bajos. "El panorama laboral era y es desolador, como para no irse”, se lamenta esta joven. En España, la tasa de paro de jóvenes hasta los 25 años se situó en el 36,37%, 1,1 pintos menos que ene trimestre anterior, hasta los 515.200 a finales de marzo.

Menos ocupados

La destrucción de ocupación también ha sido intensa en esta franja de edad, pues con los datos actualizados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de este año, los ocupados de entre 16 y 30 años se han reducido desde 2008 de 4,9 millones a 2,5.

La fecha de regreso que Ana se planteó cuando cogió el avión hace tiempo que ha caducado y, dadas las diferencias salariales que sus colegas de audiovisuales perciben en el Reino Unido, no descarta quedarse. Aunque, al igual que Mario, no hay día que no eche de menos a los seres queridos que ahora tiene que ver por Skype.

Alba acabó hace un año un máster en periodismo de género en Barcelona y tenía ya muy meditado que el paso siguiente era viajar. Su destino, tras algunos meses mochileando por Latinoamérica, fue Quito (Ecuador). Allí trabaja gestionando la comunicación de una editorial. "El sueldo no es muy alto, pero los precios son bastante más bajos que en Barcelona. Los meses que voy algo justa compenso con los ahorros que me traje, que al cambio me ayudan mucho", explica.

Pensando en marcharse

Alba representó en su día al 27% de jóvenes que hoy están pensando en marcharse a un país fuera de la UE para encontrar trabajo. Fuera de las fronteras del club de los 27 es el principal horizonte, frente al 17% que está dispuesto a mudarse dentro de la UE y el 12% que únicamente dentro del mismo país.

Algo más al norte se encuentra Alfonso, concretamente en Boston, trabajando de ‘au pair’ con una familia local. Este joven, recién graduado como maestro, decidió esperar a las próximas oposiciones aprendiendo inglés mientras enseña castellano a dos niños estadounidenses.

"He pensado varias veces en quedarme, de hecho, realicé un curso de programación y tuve incluso una entrevista de trabajo. No es difícil encontrar empleo aquí y no está del todo mal remunerado, a diferencia que en España. Pero creo que volveré a sacarme las oposiciones", cuenta Alfonso, algo nostálgico a través del teléfono.

Según los datos del registro de población residente en el extranjero, de España desde el año 2008 ya han seguido el mismo camino que Mario, Ana, Alfonso o Alba unos 425.000 jóvenes.