TAt dónde te trajeron tus sueños? Volviste a Vegaviana desde lejos, después de mucho tiempo. El lugar adonde siempre habías querido regresar. Aquí esperabas encontrar la paz que todos buscamos en algún sitio. Muchos no entendieron que, después de andar tantos caminos haciendo tantos amigos, aparecieras aquí para quedarte y llevar esa vida de retiro, de bohemio. Y es que lo vulgar no entiende la diferencia . Acompañado de tus sueños escribías poesía a la luz de esa luna nítida y clara que iluminaba e inspiraba tus versos. Tal vez la soledad te pudo y, más tarde, tus ilusiones se vinieron abajo, porque la vida no es fácil cuando los pies vuelan un palmo por encima de la tierra. Te ausentaste de nuevo un tiempo y, superada la crisis, volviste con más decisión que nunca. Pero el destino, que es caprichoso, quiso que un rocín, al que tratabas con esmero, te arrancara de cuajo todos los sueños. Ya no verán la luz tantos proyectos. El más grande, una película sobre la colonización de Vegaviana, el pueblo a donde, cual emperador, te habías retirado. Sólo tú tenías los contactos necesarios en el mundillo cinematográfico. Bohemio, poeta, coherente y fiel a tus ideas, viviste como soñabas. Ahora te has ido, y para siempre. Ya no escribirás poesías al abrigo de la luna y de esas lejanas estrellas que iluminaban tus cuartillas y te valieron algún premio por su sensibilidad y ternura. El mundo que nos dejas es hoy, sin ti, un poco más pobre, un poco más triste. Bien dice la canción: algo se muere en el alma cuando un amigo se va . ¿A dónde van los sueños cuando su soñador se va ? Aquí, en Vegaviana quedan enterrados tus sueños. Los que te conocimos, vamos a echarte de menos, amigo.

José M. Jiménez Palacios