Tienen un color y una textura uniformes y una forma regular. Se venden en un envase cilíndrico de cartón, y, lo más importante, la patata representa solo el 42% de su composición. Estos son los argumentos que han llevado a un magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales a dictar una sentencia que determina que los aperitivos de la marca Pringles no pueden ser considerados patatas fritas.

En la sentencia emitida el viernes pasado por un juez británico, Justice Warren, ha resultado fundamental el proceso de fabricación del producto así como su composición. Las Pringles se elaboran a partir de una masa hecha con patatas deshidratadas, harinas de maíz y de arroz, almidón de trigo y agua a la que se añaden, entre otros aditivos, sal, grasas y emulsionantes y que se fríe posteriormente en aceite vegetal.

El ingeniero que diseñó la máquina en la que se cocinan las seudopatatas es el prolífico escritor estadounidense de ciencia ficción Gene Wolfe, autor de la pentalogía El libro del sol nuevo .

Las Pringles, cuya receta original se atribuye al inventor Alexander Liepa, empezaron a comercializarse en Estados Unidos en 1968 y se hicieron populares a partir de la segunda mitad de los años 70. En la actualidad, se producen con más de 45 sabores diferentes (existe una variedad con sabor a consomé) y se venden en más de 100 países en todo el mundo.