La historia de eso que el irrepetible programa Gente joven denominó canción ligera acaba de dar un vuelco tras la publicación de Voluntad de hierro , la biografía del doctor Julio Iglesias Puga (Ourense, 1915), escrita por Magel García y Julia Higueras. El doctor Iglesias desvela en el libro que la lesión de espalda que truncó la carrera deportiva de su hijo Julio e hizo que se volcase en su carrera como cantante fue en realidad un tumor benigno del que se trató con radioterapia por un diagnóstico erróneo.

En las memorias, Iglesias Puga también se explaya en su faceta de donjuán. "Quería mucho a mi mujer pero las faldas me perdieron", afirma. Su esposa se cansó de sus correrías y lo plantó. Luego, el doctor pidió el divorcio, cuenta que para que sus hijos y nietos no lo llamaran "golfo". Así que un día en Barajas comunicó la decisión a sus dos hijos, Carlos y Julio. "Al principio se alteraron y lloraron como magdalenas. Con el tiempo, entendieron las razones".

El doctor no escatima sinceridad --el rasgo que lo ha convertido en el personaje de caricatura fácil-- al hablar de sus nietos. A ellos, Iglesias dedica dosis de cal y arena a partes iguales. Iglesias Puga, casado en segundas nupcias con Ronna Keitt a la que saca medio siglo y con la que ha vuelto a ser padre a los 88 años, reconoce que su debilidad siempre han sido las guapas.

BANDERAS CONTRA EL BISTURI Si una cosa separa a Antonio Banderas y Melanie Griffith, ésa es el bisturí. El actor ha tratado "inútilmente" de convencer a su esposa de no vuelva al cirujano. Y salta a la vista que no le escucha demasiado. "Vengo de Málaga, donde las mujeres envejecen con dignidad --asegura en el dominical alemán Bild am Sonntag--. ¿Para qué manipular la naturaleza? Odio esa locura casi enfermiza por la belleza".