Brian Andrade tenía 3 años cuando fue atropellado por un automóvil en la ciudad de Puerto Madryn, en la Patagonia argentina, y desde ese abril atroz del 2005 se encuentra en estado vegetativo. Un débil --casi imperceptible-- hilo de esperanza ata a sus padres al respirador artificial que alimenta los pulmones de su hijo. "Responde a algunos estímulos: se queja y a veces llora", dice Balbina, su madre. Pero la espera de un milagro que le devuelva al niño su plenitud ha sido puesta en peligro. La justicia comenzó a analizar la posibilidad de que a Brian se le desconecte un respirador.

LAS RAZONES La motivación no parece estar relacionada con ninguna cuestión humanitaria sino de números: el alquiler del instrumento cuesta unos 500 euros mensuales. Y a alguien le pareció que era un gasto excesivo. Nadie se ha hecho cargo de ese comentario en público. Lo único cierto es que el hospital Andrés Isola, a través de su comité de ética, le pidió a la justicia "una opinión" al respecto. El caso se ventiló primero en la prensa provincial y estalló de inmediato una impresionante controversia, cuyos ecos llegan hasta Buenos Aires.

"Brian no será desconectado: yo no voy a firmar su sentencia de muerte", subraya José Andrade, el padre, quien recibió de inmediato el apoyo de sus vecinos y del alcalde, Carlos Eliceche, así como de las enfermeras y de los médicos que tratan al niño.

Los Andrade cargan con el peso adicional de ser jóvenes y muy pobres. Ellos viven en un barrio periférico de Madryn, una ciudad que entre abril y septiembre se llena de turistas de todo el mundo que viajan hasta allí para "avistar" ballenas.

Según José Andrade, el hospital ahora "va a respetar" su decisión. La suerte definitiva de su hijo, según él, queda en manos de Dios. "El sabrá el momento en que se lo llevará para siempre. Pero, mientras tanto, nosotros no haremos nada para que ello ocurra", sostiene.

REPERCUSION MEDIATICA Tras la repercusión mediática que está teniendo el tema, el hospital asegura a José Andrade que retirará del Juzgado de Familia la petición que se había hecho, en la que se sugería la posibilidad de apagar el respirador.

La directora del centro sanitario, Alejandra Solitario, en tanto, está a punto de dimitir, según algunas fuentes. La funcionaria ha tenido que salir a responder de las críticas. "El comité de ética del hospital envió una nota al tribunal solo a modo de consulta", se defendió.

El drama de los Andrade trasciende el ámbito hospitalario. La causa judicial por el accidente de Brian prescribirá en abril y seguramente sin culpables. "A mí me notificaron enseguida sobre la posibilidad de desconectar a mi hijo. Pero el que lo atropelló sigue manejando por Madryn", dice el padre, indignado con lo que está pasando.