La justicia lusa se pronunciará hoy sobre la desaparición de la pequeña de 3 años Madeleine McCann en mayo del año pasado. Aunque podría abrir un juicio, en Portugal se espera que cierre el caso por falta de indicios del paradero de la niña británica. Tras más de 14 meses de infructuosa investigación y mientras aún son sospechosos de la desaparición sus padres, Kate y Gerry McCann, y un británico residente en Portugal, la fiscalía general lusa se comprometió a emitir finalmente una decisión.

Hace tres semanas, la policía entregó a los fiscales el informe de sus investigaciones, sin aparentes progresos, y ahora son tres las opciones judiciales: cerrar definitivamente el caso, ordenar nuevas diligencias o abrir un juicio. Si se cumplen las expectativas de los medios informativos lusos y la fiscalía opta por dar carpetazo al asunto, los arguidos o sospechosos serán liberados de esa condición. El siguiente paso consistirá en levantar el secreto del sumario, prorrogado varias veces estos meses, cuando concluya un periodo de posibles apelaciones.

El contenido de las investigaciones del caso Madeleine no ha sido hecho público hasta ahora, aunque la prensa portuguesa ha difundido algunos supuestos fragmentos de las conclusiones policiales que revelan la falta de pruebas o pistas concluyentes para incriminar a los sospechosos o esclarecer lo que realmente le ocurrió a la niña. Esta semana algunos medios insistieron en que los análisis de ADN de los presuntos restos de sangre y el supuesto olor a cadáver, que en su momento llevaron a la policía a sospechar de los progenitores de la menor, arrojan un grado elevado de certeza, pero no llegan al 100% necesario para sostener una acusación.

Las autoridades policiales y judiciales lusas apenas han emitido tres comunicados y han comentado el caso en un par de entrevistas, en las que no aclaraban lo sucedido el 3 de mayo del 2007. Aquella noche, nueve días antes de su cuarto cumpleaños, Madeleine desapareció sin dejar rastro de un apartamento ubicado en el Algarve portugués.