La penúltima jornada competitiva de la Berlinale deparó ayer la proyección de la película más convencional de Ken Loach y dos desilusiones: el último filme de Eric Rohmer y la banalidad firmada por la china Sylvia Chang. En la sección Panorama se presentó The machinist , inquietante cinta dirigida por Brad Anderson y rodada enteramente en Barcelona.

En A fond kiss , Ken Loach aborda un Romeo y Julieta actual, con la acción situada en Glasgow. Los papeles de Capuletos y Montescos se los reparten una intransigente familia de Pakistán, por un lado, y la no menos intransigente jerarquía católica del lugar, por otro. El romance entre un joven paquistaní y una rubia profesora irlandesa topa con las trabas de las dos comunidades, sobre todo por parte de la familia del emigrante paquistaní de segunda generación.

Triple agent , de Eric Rohmer, desilusionó a los seguidores del gran maestro francés de la nouvelle vague. Cierto que Rohmer se caracteriza por ser discursivo, pero en esta ocasión ha abusado. Los diálogos son constantes, interminables y de relativo interés. La acción se sitúa en Francia durante la guerra civil española.