El cineasta coreano Kim Ki-duk presentó ayer uno de los grandes títulos de esta Berlinale: Samaria (La chica samaritana) , un drama urbano que conjuga prostitución juvenil, venganza y espiritualidad.

El autor de la controvertida La isla centra su acción en el Seúl actual a partir de una costumbre japonesa trasladada recientemente a Corea del Sur: la prostitución de las escolares adolescentes. Este es el punto de partida de un relato que se desarrolla en torno a la amistad entre dos amigas de colegio, una de las cuales se dedica eventualmente a la prostitución.