Lleva ya muchas horas de vuelo. Es una currante que ha definido su talante con los programas que ha hecho, pero, sobre todo, con los muchos que ha rechazado. Y, como los éxitos no vienen solos, también ha sufrido algún contratiempo. Como cuando le rescindieron el contrato siendo líder de las tardes en Onda Cero. Ahora, como mandan otros, le han pedido que vuelva. Y está decidida a recuperar de nuevo a sus oyentes.

--Y a usted, ¿qué le raya?

--Sobre todo no disponer de todo el tiempo que desearía para mi entorno familiar. Compatibilizar un programa diario de radio y otro de televisión (en la cadena autonómica catalana) con ser madre hace que el día de 24 horas resulte demasiado corto.

--¿Se puede conciliar trabajo y familia? ¿Sí?

--Yo quiero conciliarlo. Hay mucha gente que dice que no puede y, en realidad, es que no quiere, y acostumbran a ser los del sexo contrario. Cuando me convocan a reuniones por la noche, mi respuesta siempre es la misma: "tengo una niña".

--¿Cómo vive su hija la popularidad materna?

--Ella, a diferencia de los otros niños, no quiere ser popular. Los niños quieren serlo, porque lo ven como un sinónimo de triunfo y éxito. La fama tiene una alta reputación. Pero ella no quiere ser famosa, porque ve que no es una buena consecuencia de mi trabajo. Yo no disfruto de la fama, aunque la asumo.

--Pero la popularidad debe tener algo bueno.

--Si la aprovechas y le sacas una rentabilidad, sí. Espots, presentaciones...

--También habrá una rentabilidad más afectiva... sentirse querida por el público.

--Eso me podía impresionar cuando tenía 20 años. Ahora, ya no. Tengo muy claro que la estima y el amor te los dan la gente que te rodea. ¿Qué estima es esa que está en función del share?

--¿Cree que sin audiencias haríamos una mejor tele?

--Seguro. Ahora sería imposible hacer programas que hace unos años se hacían en prime time. Entrevistas que duraban una hora y media, por ejemplo. Ahora solo se pueden hacer conatos de entrevista interrumpiéndolas con elementos externos para no aburrir. La entrevista en televisión ha muerto.

--¿Ya está más reconciliada con la prensa del corazón?

--No, para nada. No tengo ninguna relación ni la quiero tener.

--¿Pero no cree que usted alimentó un poco el morbo cuando decidió asumir la maternidad en solitario?

--Yo tomé entonces las decisiones que creí convenientes para mí. Ahora vivo con el padre de mi hija, pero hay gente que no entiende dónde se encuentran los límites. Creen que porque tengo un trabajo público debo compartir las claves de mi vida personal. Y no es así.