El faro contemporáneo de Teresa Forcades, doctora en Salud Pública, teóloga, monja benedictina y feminista, no es ni un santo ni un jerarca. "Es la enfermera polaca Irena Sandler, que salvó a más de 2.000 niños judíos del gueto de Varsovia. Fue torturada por la Gestapo, pero su relación personal con Jesús le dio fuerza y sencillez: al final de su vida aún decía que podría haber hecho más".

Toda un parábola, real, de su fe: "Yo entiendo que Dios ha creado a cada uno y ama a cada uno de forma diferente y con una intensidad que va más allá de lo que podemos captar. En el día a día, esto lo vivo con la confianza de que, aunque las cosas no salgan como espero, es posible responder con un gesto concreto de amor".

Forcades creció en una familia "más bien anticlerical". Y a los 15 años tuvo un "fuerte impacto" al leer los Evangelios por primera vez.

Su voz no es aduladora. Del Papa valora "su libertad e independencia, en un mundo plegado a los intereses económicos". ¿Algún pero? "debería replantearse el clericalismo y la misoginia, y eso implica cambios estructurales".