TUtstedes me perdonarán que insista en la crisis, pero es que hay cosas, decisiones que me hacen pensar en que, lo mires por donde lo mires, los paganos somos siempre los mismos, el común de los ciudadanos. Vaya por delante que si no hay otra solución, y por lo que leo y oigo no debe de haberla, la acepto; pero no hay vuelta de hoja: quienes salvaremos el sistema financiero en España, en caso de que no sea tan seguro como nos cuentan, seremos nosotros, los contribuyentes, los que pagamos impuestos. Recuerdo un slogan de hace unos años con el que se nos llamaba a cumplir con nuestras obligaciones fiscales: Hacienda somos todos decía. Es verdad, así lo entendía y continúo entendiéndolo, pero ahora Hacienda --de donde salen los fondos con los que el Estado nos devuelve el esfuerzo realizado en forma de infraestructuras y servicios-- por decisión del Gobierno y por si acaso, debe guardar para garantizar avales a la banca. Rumio el asunto y veo que, con lo que aportamos, el Gobierno garantiza ayuda a las entidades de crédito que luego continuarán, tan tranquilos, reteniéndonos cantidades en concepto de comisiones por cualquier operación que realicemos; a nosotros, que les hemos ayudado, nos seguirán cobrando hasta por mover las pestañas en la red que tienen tendida. Es decir, usted y yo, sus amigos y los míos, pagaremos dos veces y las dos veces a los mismos, a estos patronos de los grandes negocios. Un planteamiento simple pero real, me decía un señor que sabe más que yo de estas y de otras muchas cosas, al explicarle mi razonamiento. "No son ayudas, son avales" me puntualizaba otro que aún entiende más de las finanzas. Sí, avales, le contesté, pero si se ejecutan- En ese caso, fue su respuesta, será tal y como dices. Más vale que aguanten, porque, si no, es como para volver al calcetín y al escondite bajo el ladrillo. La cosa tiene poca gracia.