Con sus audaces peripecias, Ronnie Biggs, conocido como el ladrón del siglo y excarcelado ayer por motivos de salud, se ha labrado un lugar destacado en la historia del mundo del hampa del Reino Unido, donde pasó de ser un delincuente cualquiera a personaje de leyenda. Todo empezó el 8 de agosto de 1963 --el día de su 34 cumpleaños--, cuando él y otras 15 personas asaltaron a la altura de Ledburn (sur inglés) el tren postal de Glasgow a Londres, llevándose un botín de 2,6 millones de libras (unos 3 millones de euros al cambio actual) en billetes de banco usados, un récord para la época.

La banda fue detenida y encarcelada, pero Biggs no duró mucho en la cárcel de Wandsworth, ya que, quince meses después de su ingreso para cumplir una condena de 30 años logró fugarse con una escalera de cuerda hecha a mano, para ser recogido por una furgoneta de mudanzas que le estaba esperando.

Fueron su vida y aventuras como fugitivo, sus flirteos con la justicia y también con la prensa, lo que le confirieron su estatus legendario aunque, al parecer, tuvo un papel secundario en el conocido robo del tren de correos.

Tras fugarse de la prisión londinense, se trasladó a París con su mujer y sus dos hijos y después de hacerse la cirugía estética, todos se mudaron a Australia con pasaporte falso. Luego se refugió en Brasil, y en 1977 escapó de nuevo tras ser detenido en una fiesta en una fragata inglesa atracada en Río y de nuevo tras ser detenido y trasladado a Barbados.