Manuel Lamela, impulsor cuando era consejero de Sanidad de Madrid del falso caso de las sedaciones irregulares en el Hospital Severo Ochoa de Leganés, aseguró ayer que no solo no se arrepiente de su actuación, sino que esta fue impecable y se siente orgulloso de ella. El actual consejero de Transportes subrayó que "lo volvería a hacer una y otra vez", a pesar de que la Audiencia Provincial sobreseyó la semana pasada el caso y exigió que se limpie el nombre de los 15 médicos acusados de haber practicado 400 eutanasias activas.

El miembro del ejecutivo de Esperanza Aguirre, que se marchó a esquiar a Vaquèira-Beret justo el día que la justicia tumbó el caso, reapareció ayer en la vida pública con un discurso bien preparado y repasando uno por uno los puntos del argumentario preparado por el PP para afrontar este asunto. Así, empezó por negar que la Consejería de Sanidad se haya personado en el caso y aseguró que se limitó a pedir que se investigaran unos hechos que remitió al juzgado de Leganés.

Lamela también descartó su dimisión, porque "solo dimite quien hace las cosa mal", ni que vaya a pedir perdón a Luis Montes, que fue apartado de la dirección de urgencias. "Quien tiene que pedir perdón son el PSOE y medios de comunicación afines que han mentido y utilizado este asunto de manera torticera", retó. Como broche a su estudiada declaración observó que tampoco se ha demostrado que no haya habido mala praxis, porque no se pudieron exhumar los cadáveres.

MAS MENTIRAS En respuesta a Lamela, Montes aseguró que se trata de "mentiras sobre otras mentiras". La crisis del Severo Ochoa "se inició con mi destitución y cuando pregunté que por qué me separaban del servicio, me respondieron que por un anónimo", recordó. "Me han llamado asesino, pero yo no he sedado a ningún paciente, sino que mi intervención en las sedaciones era como segunda firma, según las instrucciones del gerente", aclaró.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió ayer al líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, que tome medidas sobre el caso, porque es "inaceptable e intolerable" la persecución llevada a cabo contra estos médicos.

"No todo vale en política, no se puede utilizar a unos profesionales dignos, que luchan por salvar vidas y por hacer que la vida llegue hasta el último minuto con la máxima dignidad, para poner sobre la mesa el debate sobre la eutanasia", subrayó Zapatero indignado.