Gracias a la ley que se aprobó hace un mes, los homosexuales suecos pueden desde ayer unirse en matrimonio. Muchos comenzaron a hacerlo el día de la entrada en vigor de la norma, pero solo lo llevaron a cabo por lo civil. Tendrán que esperar varios meses si quieren celebrar una ceremonia religiosa, pues la Iglesia luterana, que hasta el 2000 tuvo carácter estatal y a la que pertenecen el 70% de los suecos, ha aplazado su respuesta oficial hasta el próximo otoño. El motivo es que los obispos se encuentran divididos en esta materia.

Las posturas entre las diócesis van desde la aceptación del matrimonio homosexual en los templos hasta la petición de una discusión teológica sobre el asunto, pasando por las que piden que debería haber dos ceremonias distintas: una para los gais y otra para las heterosexuales.