TMti padre está disgustado por la torpeza de Zidane durante la final del Mundial de Fútbol. "El, que siempre ha sido todo un caballero-". El jugador ha afirmado estar arrepentido pero asegura que volvería a hacer lo mismo. Cuesta creerle teniendo en cuenta que su error propició la derrota de la selección francesa. Ahora en frío, Zidane vuelve a hacer lo que ya hizo en caliente: perder la batalla del lenguaje. Es posible que el jugador italiano Marco Materazzi no sea tan hábil con el balón como Zidane, pero ha demostrado ser más astuto que él con las palabras. Igual es que en horas previas al partido estuvo leyendo El arte de insultar de Schopenhauer y salió con las pilas puestas. El caso es que, aprovechando que tan sólo le estaban observando centenares de millones de espectadores, Materazzi se dirigió al astro francés para bajarlo de su constelación estelar y convertirlo en un gigante con los pies de barro. ¿Lo hizo mentando a la madre de su rival, o algo parecido? Nunca lo sabremos a ciencia exacta. El italiano siempre podrá alegar que se limitó a preguntarle si le gustaba el ragut de ternera o si había visto la última película de Tarantino . Zidane, hombre parco en palabras, le dio un cabezazo en el pecho a su interlocutor como única respuesta. Las palabras de Materazzi no las grabó nadie, pero la imagen del cabezazo la hemos visto hasta la saciedad.

Zidane, el astro, el rey, el mago del balón fue al Mundial de Alemania 2006 para afligir a mi querido padre y de paso demostrar al mundo que en la guerra del lenguaje no siempre una imagen vale más que cien (o diez) palabras.