Tras la road movie de 800 kilómetros por tierras de España, Felipe y Letizia tomaron ayer resuello en Madrid antes de poner hoy rumbo a Jordania. Esta tarde asistirán a las celebraciones de la boda del príncipe heredero, Hamza --hermanastro del rey Abdalá,-- y su prima Noor, las cuales dibujarán un exótico escenario para el primer acto oficial de Letizia como princesa de Asturias. Con este viaje, la experiodista suma otra escala al voraginoso tour real que sólo en los últimos 13 días la ha llevado desde Copenhague hasta Cuenca, y desde Madrid hasta Ammán.

Además de los príncipes de Asturias, la delegación española está formada por la infanta Cristina y la reina Sofía, quienes partieron ayer. El parte de invitados palaciegos incluye a los reyes de Suecia, Carlos Gustavo y Silvia; los príncipes Haakon y Mette-Marit de Noruega, Felipe y Matilde de Bélgica, Andrés de Inglaterra, y una gran representación de las casas reales árabes.

Letizia tendrá una velada de estreno a lo mil y una noches, ya que los festejos serán en el antiguo palacio Zahran, sede de la corte hachemí. Allí se brindará la recepción por el enlace, que, como marca la tradición musulmana, se celebró con anterioridad en un acto sencillo el pasado mes de agosto.

Hamza se convirtió en heredero del trono por un pacto in extremis que se cerró durante la agonía del rey Hussein. En su último mes de vida, el monarca salió del hospital de EEUU y viajó a Ammán. Allí se designó que el hasta entonces heredero titular (su hermano Hassan) cedía el puesto a Abdalá, hijo de Hussein y de la secretaria inglesa Muna. Las cláusulas decían que, una vez entronizado Abdalá, el heredero sería Hamza, hijo del monarca y de su cuarta esposa, la americana Noor. En los corrillos palaciegos, el chico pasó por ser el ojo derecho del rey.