La expectación ayer en la estación de esquí de Baqueira era alta. Ver, por primera vez en público, a la novia del príncipe Felipe, Letizia Ortiz, calzando unos esquís y deslizándose ladera abajo, prometía ser todo un acontecimiento. "Pero, ¿ya sabe esquiar?", se preguntaban algunos curiosos, congregados al final del telesilla de entrada a la estación favorita de la familia real. "Dicen que ha estado tomando cursillos en Madrid", respondían los más enterados del aprendizaje de la prometida del príncipe Felipe.

Eran las 10.30 de la mañana y una niebla alta enfriaba el ambiente, cuando la pareja descendió del remonte. El, Felipe, vestido de negro, con semblante serio y resignado al ver la multitud de periodistas que les esperaba. Ella, Letizia, de rojo y blanco, sonriente y con unas gafas de sol que, conocedora del oficio periodístico, luego se sacó para que los cámaras le tomaran imágenes.

Tras saludar a varias personas que se acercaron a felicitarla, Letizia caminó unos metros con las tablas de esquí en la mano, junto a su prometido y el presidente de la Federación Española de Esquí, Eduardo Roldán. "He querido decirle lo guapa que es y lo contentísima que estoy de que se case con el Príncipe", relató después una esquiadora que se había avalanzado sobre la experiodista asturiana.

INTRIGA Ya en el punto escogido para iniciar el descenso, la futura reina siguió sonriendo en una improvisada sesión fotográfica. Todos estaban intrigados por ver sus habilidades con los esquís, pero ella alargó la expectación. Se entretuvo charlando con su prometido, esperó a que él se colocara las tablas y, al fin, ella hizo lo mismo. "Si me caigo, me sacaréis, ¿no?", dijo a los periodistas. Arrancó en cuña, posición que delata a los novatos (en la foto de la izquierda), pero enseguida enderezó y se puso en paralelo (en la foto superior derecha, la pareja esquiando). Los expertos aprobaron su estilo.

La futura princesa de Asturias se ha iniciado hace poco en el esquí, un deporte casi indispensable para pertenecer a la Familia Real española. "Ha estado practicando en nieve artificial en el complejo Xanadú, de Madrid, al que ha ido casi cada día en los últimos tres meses", aseguró un monitor. La experiodista tuvo ocasión de estrenarse sobre nieve natural la pasada Navidad en Suiza, donde pasó unos días en compañía del príncipe Felipe.

Lo cierto es que ayer, tras un primer descenso de aclimatación por la denominada pista de Vuelta a Casa, de poca complicación, el Príncipe y su prometida se perdieron por las cotas más altas de Baqueira (en la foto inferior derecha, en un telesilla subiendo hasta allí) y no se dejaron ver hasta las dos de la tarde, cuando pararon en la cafetería 1.800 para tomar un tentempié. La jornada de esquí acabó sin incidentes ni caídas graves, poco después de las cuatro de la tarde. La pareja se retiró entonces a la casa de los Reyes en la Pleta de Baqueira.

En la misma residencia se alojan también este fin de semana el duque de Palma, Iñaki Urdangarín, y sus hijos. El esposo de la infanta Cristina, que no ha podido acudir a su cita aranesa por motivos laborales, fue ayer más madrugador que el príncipe de Asturias y su prometida. Minutos antes de las diez, ya estaba en las pistas de esquí con sus dos hijos mayores, Juan y Pablo. El pequeño, Miguel, se quedó en la guardería de la estación.

DE RODAJE CON SCOTT Mientras tanto, los Duques de Lugo visitaron ayer junto a sus hijos, durante más de dos horas, el rodaje de Ridley Scott en la localidad cordobesa de Palma del Río, donde el cineasta inglés filma escenas de su película The Kingdom of Heaven. Elena y Jaime de Marichalar se alojaron en la misma hospedería que el equipo del rodaje.