TCtuando queremos reivindicar algo la mejor forma, al parecer, es joder al que está al lado. Existe una sensación generalizada de que fastidiando a los demás será mucho más fácil conseguir que todos se enteren de lo que nos pasa y lo comprendan mejor. En 1684, Jean-Baptiste Mouron , que entonces contaba con 17 años, fue acusado de incendiario y condenado a galeras durante 100 años y un día. Total que el tal Mouron se lo tomó con tranquilidad y cumplió el castigo íntegro. Quedó libre a la edad de 117 años y todavía vivió unos años más. Yo estoy convencido de que Mouron lo hizo para joder y le imagino remando 100 años y un día y sonriendo mientras pensaba: "Voy a cumplir mi condena y luego voy a salir de aquí para ciscarme en todos vosotros y que lo sepa la gente". Puede que fuera la única forma que tenía este tipo de reivindicarse. El problema es que cuando concluyó su castigo seguramente a los que quería fastidiar ya no estaban vivos. No obstante, aquella jodienda le sirvió para que todos conocieran su caso. Con todo esto de la huelga del transporte me he acordado de Mouron. ¿Es necesario quemar o destrozar camiones?, ¿es imprescindible que la policía tenga que practicar numerosas detenciones cada día?, ¿es vital que muera alguien?, ¿es trascendental joder a los demás para no estar tan jodidos? Posiblemente, cuando los transportistas terminen sus protestas no habrán fastidiado realmente a quienes querían fastidiar. Pero habrán jodido a otros muchos. Eso sí, es cierto, seguramente todos se habrán enterado de lo que les pasa. El resultado: un ejemplo a poner en marcha para los próximos que estén pensando protestar. Es la ley de Mouron.