El que faltaba para el duro. Ahora resulta que a Estefanía de Mónaco le han adjudicado un nuevo novio, nada más y nada menos que Philippe Junot, el que fuera primer marido de su hermana Carolina. Puestos a rizar el rizo, la posibilidad por sí misma ya es la bomba, aunque peor sería intentar emparejar al sesentón Junot con Alberto de Mónaco.

Como se recordará, Junot era un playboy francés que, a finales de los años 70, consiguió enamorar perdidamente a la hija mayor de Rainiero y Grace. Carolina tenía 20 años, y Philippe, 36. Ambos frecuentaban la noche parisina, en la que la princesa buscaba emociones fuertes, mientras su madre le buscaba un novio entre los príncipes europeos.

Junot consiguió enamorar a Carolina, acostumbrada a los halagos constantes, a base de tratarla como una mujer vulgar. La princesa amenazó a sus padres con un escándalo, tipo quedarse embarazada, si no le dejaban casarse con Junot. Así, Rainiero y Grace aceptaron la boda para evitar males mayores.

El matrimonio duró menos de dos años. Junot no cambió tras la boda, pero Carolina, sí. Una vez casada quería que su marido la tratara como a una reina. La pareja se divorció; Carolina se casó con el malogrado Stéfano Casiraghi y Junot con una holandesa, a la que conoció en Marbella, con quien tuvo tres hijos y de quien se divorció.

En todos estos años, Philippe Junot, que tan golfo fue de joven, se ha comportado con gran discreción y jamás ha hablado de su paso por Mónaco. No parece que ahora tenga necesidad de volver al Principado y menos, en brazos de Estefanía. Ya no tiene edad, ni ganas.