Un libro escrito por un exasesor financiero inglés, que fumó 100 cigarrillos diarios a lo largo de 33 años, se ha convertido en un insólito éxito editorial y en uno de los métodos antitabaco más eficaces de los últimos tiempos. Se trata del manual Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo (Espasa), escrito por Allen Carr en 1996, del que se han vendido en España 300.000 ejemplares. Carr asegura que un 75% de sus lectores han dejado de fumar, algo que, afirma, no sienten como un sacrificio sino como una liberación.

El libro intenta repetidamente que el lector, fumador, exfumador o no fumador, "comprenda" que encender cigarrillos no es un hábito sino una adicción. Que es víctima de una drogodependencia contra la que debe enfrentarse con el rigor con que se aborda una toxicomanía, es decir, pensando "hoy prescindiré de esta droga" sin dudar de su éxito.

Como ocurre con cualquier adicción, no hay triunfo sin que antes no haya existido la decisión de dejar de fumar, advierte el autor, que rechaza los sustitutos de la nicotina. El libro presenta varias capas de lectura que exigen "un cierto grado de inteligencia" para captar su significado completo, afirma Dolors Marín, terapeuta y asesora de la OMS en programas contra el tabaco.

PISTAS Y RESPUESTAS

"El libro de Carr tiene la virtud de dar muchas pistas y respuestas a las infinitas negaciones o excusas que se da un fumador para mantener su adicción, aunque quiera escapar --explica Marín--. Las cifras sobre cánceres causados por el tabaco chocan en la mente del fumador contra el poderoso mensaje de la industria. Piensa que si fumar matara, los políticos lo prohibirían. Se agarra a cualquier ambigüedad para no moverse".

La experiencia del autor del libro pone en cuestión esas excusas. "Cuando lo dejaba, me colocaba junto a los fumadores para obtener un soplillo de humo --relata Carr--, seguía viajando en compartimentos para fumadores y, sobre la salud, me decía ´lo dejaré antes de que me pase algo´". Llegó a sentir que se estaba matando, pero nunca suficientemente. "Sentía cómo palpitaba sin parar la vena que baja por el centro de la frente, creía que en cualquier momento me iba a explotar la cabeza y que moriría de una hemorragia cerebral. Estaba preocupado, pero no dejaba de fumar".

El suyo no es, ni mucho menos, el primer libro de autoayuda contra el tabaco, aunque sí es el de mayor éxito editorial, algo que los terapeutas atribuyen a su flexibilidad y oportunidad. "Puedes llevarlo en el bolso y consultarlo cuando ves que vas a caer en la trampa de fumar una calada", dice Fátima, abstinente.

"Un número importante de fumadores pueden dejar de fumar por sí solos, con ayuda de un libro y tras tomar la decisión --asegura la psiquiatra Cristina Pinet, responsable del programa antitabaco del Hospital de Sant Pau--. La filosofía del libro de Carr es idónea para ellos".

El doctor Esteve Saltó, coordinador de las unidades contra el tabaco en la Consejería de Sanidad de Cataluña, no opina lo mismo: "Este manual no supone ninguna novedad, sigue las pautas de desprogramación tradicionales. Puede conseguir que alguien deje de fumar de la misma forma en que puede lograrlo una larga conversación con un psicoterapeuta".