La población de linces ibéricos en la Península Ibérica ha alcanzado en el 2016 la cifra récord de 440 individuos, 36 más que el año anterior, cuadriplicando su población en 15 años, según informó el programa Life Iberlince. «Son los mejores datos para una especie que ha estado en peligro de extinción», celebran los gestores, que explicaron que en el 2016 han nacido crías en todas las áreas: montes de Toledo (con 14 cachorros, la de mayor crecimiento), sur de Badajoz, Sierra Morena Oriental y Portugal.

A los nacimientos registrados, se suman actuaciones como las de la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía, que ha hecho posible que el número de atropellos de linces haya descendido ligeramente en la comunidad durante el 2016. Ese año se contabilizaron 12 linces muertos por atropello, mientras que en el 2015 fueron 15 y en el 2014, llegaron a 22.

Los gestores de Life Iberlince apuntan que los atropellos podrían reducirse cuando el Ministerio de Fomento acometa la creación de un paso de fauna en la autovía A-4 entre Bailén y Andújar al que se ha comprometido. En los últimos cuatro años, 12 linces han muerto en el mismo punto.

Cara a 2017, los socios del proyecto buscan consolidar las nuevas poblaciones iniciadas y trabajar en la conectividad de estas entre sí y con las dos poblaciones estables de Andalucía. Entre los aspectos más preocupantes para la recuperación de la especie, figura la situación de los conejos que sufren el azote de la enfermedad hemorrágica, sin solución por ahora y que limitan el crecimiento de su número. Mientras, la comisión de Life Iberlince estudia nuevas zonas de reintroducción en Extremadura (en el río Ortiga) y en Granada.