Hasta ayer, la Afsca de Bélgica ha tratado de tranquilizar a los consumidores y ha asegurado que los niveles detectados en las granjas del país no han superado límites de riesgo, mientras 51 granjas permanecen bloqueadas.

En una serie de análisis complementarios, la Afsca concluye que las muestras de una de las 86 empresas analizadas, que en un primer análisis contenía 0,076 mg/kg de fipronil, han sobrepasado el límite «seguro2, con una tasa del 0,92 mg/kg, indicó ayer la agencia en un comunicado. El Gobierno belga dará hoy explicaciones en un debate extraordinario en el Parlamento federal sobre el escándalo, en el que comparecerán los ministros de Agricultura, Denis Ducarme, y de Sanidad, Maggie De Block.

El precio nacional de referencia para los huevos en Bélgica, fijado cada semana, subió ayer un 6,25%. El tema ha despertado el fantasma de la crisis de la dioxina de 1999, que costó al país unos 1.500 millones de euros y tuvo grandes consecuencias económicas y políticas en Bélgica, así como una gran alarma en otros países, como España, pues el problema alimentario coincidió con otros, como el de las vacas locas.

En Holanda, con 200 granjas bloqueadas, se cifran ya en varios millones de euros las pérdidas para los avicultores, incluso para las destinadas a la carne de pollo.