Justo a las doce del mediodía, varios autobuses juntos saldrán hoy de la estación de Marble Arch para hacer su último viaje por el recorrido de la línea 159 en Londres. Una hora más tarde, decenas de pasajeros nostálgicos tendrán que bajar de ellos para siempre, despidiéndose de los míticos routemasters, los buses de dos pisos con la plataforma abierta en su parte posterior que durante 50 años han sido una de las imágenes más emblemáticas de la capital inglesa.

Seguirán circulando buses rojos de dos pisos por Londres, pero no de este modelo estrecho, con un revisor en su parte trasera y una escalera vertiginosa hacia el segundo piso. Ya sólo quedarán buses más modernos, amplios y más accesibles para personas con movilidad reducida, aunque para no borrar del todo la historia de los routemasters, se mantendrán una veintena de ejemplares en dos rutas turísticas, las líneas 9 y 15.

De poco han servido las campañas de ciudadanos para salvar el histórico bus, cuya vida ya se había alargado mucho más de lo esperado. Amenazado por la jubilación ya en los años 70, finalmente se decidió mantener los routemasters, provistos de motores nuevos, en las líneas regulares gracias a la presencia del revisor, necesario porque el conductor se encontraba aislado en su cabina, sólo accesible desde el exterior.

El revisor facilitaba un acceso rápido de los pasajeros, que podían comprarle el billete y que además se sentían más seguros. Aun así, la aventura de subir, y sobre todo bajar, del bus en marcha por su típica plataforma abierta se saldaba cada año con unos tres o cuatro muertos y decenas de heridos.

RETIRADA PAULATINA Los routemasters suplieron a partir de 1956 los trolebuses eléctricos. En agosto del 2003 empezó la retirada paulatina de estos double deckers ligeros, línea por línea. Desde el pasado 28 de octubre, cuando en la línea 38 empezaban a circular los nuevos buses articulados de sólo un piso pero con capacidad para 140 personas --60 más que en los de dos pisos--, ya sólo quedaba el routemaster en la 159 entre Marble Arch y Streatham Station, pasando por los céntricos Oxford Circus y Trafalgar Square.

Para el último viaje de hoy se prevé una avalancha de londinenses que quieren compartir la jubilación de un medio de transporte que les ha acompañado casi toda su vida. Por eso se ha previsto que el último bus vaya acompañado por dos o tres vehículos gemelos para dar cabida a todos los viajeros.