José Luis Pérez Regueira (Plasencia, 1953), jefe de edición del Servicio de Noticias del diario El País , se sintió tan fascinado por Hernando de Soto, acompañante de Pizarro en la conquista del Perú y posteriormente impulsor de campañas en el sur de Florida, donde exploró el Misisipí, que decidió escribir la novela Las huellas del conquistador .

--Qué ha aprendido de su pasado extremeño con esta novela?

--Desde pequeño, cuando me enfrentaba a gentes como Hernán Cortés, pensaba: "Qué casualidad que la historia coloque a tantos extremeños en esos hechos, gentes que vivían en una situación social y económica tan complicada".

--La novela española ha dejado de lado la épica de la historia.

--No sé por qué existe ese pudor a contar sobre esa época cuando es una de las etapas más fascinantes de la historia de España. Es cierto que no ha habido tradición de literatos o cronistas viajeros; incluso lo último que he leído sobre esos hechos procede del mundo anglosajón. Al escribir esta novela, pensé que era una manera de terminar con esa leyenda negra de la Conquista.

--¿Cuál es la leyenda negra?

--La de las grandes matanzas de indios, que no se debió tanto a la espada de los españoles como a enfermedades como la gripe, la viruela... Esto es algo que está investigado por los hispanistas. Pero aquí parece que no nos hemos enterado y seguimos pensando en la huella de las grandes matanzas.

--Hernando de Soto fue uno de esos hijos de la fortuna que abundaron en América y se jugaban la vida sin miedo.

--Así es. No temían la muerte. Para ellos, era un avatar más. Los dominaba la búsqueda de la fama, del oro, la ambición de la política. Eso los mantenía vivos día a día y así despreciaban a la muerte.

--Esta novela es su debut como escritor.

--Nunca me había planteado escribirla. Quizá fue descubrir el personaje lo que me llevó a ello y aportar algo sobre él y la Conquista de América. A medida que me adentraba en esta historia me fui entusiasmando.

--¿Ha sido fiel a los hechos?

--Para mí, la parte fundamental es la propia historia, que no se puede falsear o utilizar a la conveniencia de uno. La historia es tal y como ocurrieron los hechos, y los que figuran en la novela los he investigado durante cuatro años y medio.

--Para ello ha recurrido a los propios hombres que hicieron la Conquista.

--Los cronistas de Indias han sido mis fuentes y sus textos, ellos mismos, son admirables. Son como los primeros enviados especiales, unos grandes reporteros.

--¿Qué impresión tiene del periodismo actual?

--Llevo más de 30 años en la profesión y creo que hoy se piensa menos en los lectores.