Los científicos extremeños siguen sonando en el mundo. Ahora quien suena es Juan Carranza, catedrático de la Universidad de Extremadura y especialista en el campo de la biología evolutiva, la etología y la gestión cinegética.

La revista Science , (una de las ´biblias´ de la divulgación científica internacional, y premio Príncipe de Asturias de Comunicación) se ha hecho eco, en un artículo de sus estudios sobre el envejecimiento animal.

"Es un orgullo que mi descubrimiento se publique en esta revista ya que es la primera vez que alguien de la Uex publica en ella", comenta Carranza. Aunque no es la única publicación norteamericana que se ha interesado en sus hallazgos, pues la revista Nature (otras de las ´biblias´, también Príncipe de Asturias) ya le ha citado en varias ocasiones.

En el artículo de Science se revela que aunque los ciervos machos son un 30% o 40% más grandes que las hembras, sus molares no crecen acorde a su tamaño y, en general, sus dientes son más pequeños que los de sus compañeras."Están infradotados en dientes" explica Carranza en tono jocoso. Ellos les hace menos hábiles para digerir, lo que repercute en que su vida sea más corta que la de sus acompañantes.

Carranza, en colaboración con Javier Pérez, investigador del Instituto de Maculay del Reino Unido, encargado de revisar las publicaciones existentes para informarse sobre las medidas de las muelas y los premolares, ha estudiado este hecho de los ciervos en 123 especies con individuos machos y hembras. Ambos, han confirmado la hipótesis de que el crecimiento de los dientes forma parte del proceso evolutivo.

"La supervivencia del macho es menor que la de la hembra" señala el profesor, quien además afirma que "este hecho se da en aquellos machos que tienen harenes", lo cual indica que después de la reproducción, el ciervo macho no importa que degenere y muera.

Es una cuestión biológica y como tal forma parte de un proceso evolutivo que "en el momento en que se entiende se puede extrapolar a las demás especies dimórficas que reúnan todas las características biológicas para que se den estos hechos", es decir, "este proceso evolutivo se da también en nuestra propia especie, donde las estadísticas confirman que el hombre esta diseñado para vivir menos que la mujer".

A pesar de que estas diferencias en la longevidad entre sexos se pueden extrapolar al caso humano, Carranza confirma que no desea estudiar este fenómeno en nuestra especie ya que "ese no es mi terreno". En consecuencia, continuará inmerso en sus estudios con la fauna animal.

El trabajo al completo de este investigador se podrá ver el número de septiembre de la revista Science .