Profesionales médicos, supervivientes, miembros de las fuerzas de seguridad y políticos reclamaron el sábado, durante un acto celebrado en Madrid, que se deje de estigmatizar el suicidio y que se rompa el silencio que lo rodea como pasos imprescindibles para prevenir y evitar unas 4.000 muertes anuales en España. Estos expertos han elaborado una guía para padres y educadores con el objetivo de prevenir los suicidios entre los más jóvenes. En ella se especifica que el tratamiento adecuado de la depresión y del abuso de alcohol y drogas reducen las tasas de suicidios, igual que el seguimiento de quienes han intentado quitarse la vida.

Durante el acto, celebrado con motivo de la conmemoración hoy del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, María Isabel Torrejón, una joven gaditana, argumentó que «es una enfermedad como otra cualquiera, que se aprende a controlar y que se puede vivir con ella». A los 14 años, esta chica fue diagnosticada de trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Una voz en su cabeza le repetía que, si no se producía a sí misma alguna lesión, «a su familia le pasaría algo», lo que, unido a una gran ansiedad y una posterior depresión, la llevó a dos tentativas de suicidio. Torrejón asegura ahora que para prevenir el suicidio «hay que dar la voz de alarma» cuando la idea aflora y tener la medicación «bajo llave».

CONTRA EL ESTIGMA DE ‘LOCOS’ / Durante su intervención del sábado, la joven criticó con dureza el estigma impuesto en la sociedad a los que han «tenido devaneos con el suicidio», confesó que todo esto le dificulta mucho «conocer gente» y aseguró que «la sociedad y los medios de comunicación tienen mucha culpa al calificarlos de locos. También denunció que una enfermedad como el TOC, que le ha «podido llevar a la muerte, produzca risas en una sala de cine y sirva para divertir».

Carlos Soto, padre de una joven que se suicidó «hace dos años y siete meses», relató «lo difícil que es ser superviviente de un suicidio» y recordó cómo tuvo que aprender a vivir tras la muerte de su única hija con la ayuda de psiquiatras, psicólogos y medicación. Junto a su mujer, Olga Ramos, coordina el Grupo de Familiares y Allegados en Duelo por Suicidio de la Red Aipis (Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio). Desde su experiencia personal y la que le proporciona ese puesto, afirmó que las estadísticas mienten, ya que las cifras reales pueden ser «el doble de los 10 suicidios diarios que se contabilizan», y subrayó que «por cada muerte hay 20 intentos fallidos». Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es en algunos países la primera causa de muerte entre los jóvenes de 10 a 24 años.

El certificado de defunción de la hija de Carlos y Olga indicaba «parada cardiorrespiratoria», algo que sucede, según apuntó el padre, porque en muchos casos el juez trata de evitar dolor a familiares y no lo refleja. «Tampoco se hace por cuestiones de seguros» y no se computan los ahogamientos por este motivo, añadió.

HABLAR SIN VETOS / Soto apuesta por hablar del suicidio en los centros educativos, ya que «los jóvenes están ansiosos por saber, y el veto lo ponen profesores y padres». Por ello han elaborado una guía de prevención para profesores, que le «está costando mucho distribuir», y otra para padres. La guía alerta a los progenitores de que vigilen cambios anímicos, incrementos de la tristeza, la falta de comunicación, excesivos encierros de los jóvenes en sus habitaciones y, sobre todo, pide que pregunten a sus hijos si tienen intenciones suicidas. «Preguntar salva vidas», insistió Soto, mientras su mujer advertía de que hay que elegir bien a los profesionales porque a menudo se «pone a gente con problemas en manos de quienes no saben tratarlos».

La psicóloga María Mallo y el psiquiatra Mario de Matteis, que se encargan desde el 2014 de un programa de atención a los suicidas en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, consideraron que las enfermedades mentales están detrás de un 90% de los casos, pero en otro 10% se debe a circunstancias del «momento vital». A ello también se refirió Alberto Reyero, de Ciudadanos, al hablar de suicidios en niños de 7 a 10 años por acoso escolar, y pidió aumentar el foco mediático sobre el problema y la puesta en marcha de un plan nacional de prevención del suicidio.

También denunció la «política de ocultismo» Francisco Cecilia, de la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Madrid, que alertó de 14 suicidios de compañeros en los primeros ocho meses del 2017, «casi uno por quincena», frente a los 14 de todo el 2016. Cecilia advirtió sobre la falta de «reconocimientos psicológicos periódicos» de «unos profesionales armados» y reclamó gabinetes externos para tratar a los guardias con problemas, así como una mejora de «las condiciones sociolaborales».