Cuando se toca el bolsillo, duele. Y si no, que se lo digan a los conductores. "Me han empapelado 300 euros. ¡Casi nada! Recurriré", decía ayer Héctor Prats, de 29 años.

Un agente de la policía de tráfico de Sabadell le pilló hablando por el móvil en la B-142, en Poliñá (en el Vallés Occidental catalán), y cuando le indicó que parara, Héctor continuó como si nada. El agente localizó su furgoneta rápidamente.

El martes

"No me he dado a la fuga, pensaba que me decía que continuara por donde iba", se justificó.

De nada le sirvió porque le cayeron 150 euros de multa por hablar por móvil y 150 más por no obedecer al agente, bastante más de lo que le hubiese costado el martes.

"Y a Farruquito no le pasa nada, no lo entiendo", criticó Héctor tras confesar que no sabía que ayer entraba en vigor la reforma legal que prácticamente dobla las sanciones de infracciones como hablar por el móvil, no llevar el casco en la moto y no abrocharse el cinturón.

A Juan Miguel Moral, de 25 años, nunca lo habían parado en la carretera hasta que ayer fue cazado sin llevar puesto el cinturón.

"He salido con prisas, a buscar a la niña. Es un trayecto corto", dijo con una sonrisa de resignación. De nada le sirvieron las excusas. Se fue a casa con una multa de 150 euros.

Tantos la policía de Tráfico catalana como los guardias civiles de Tráfico podrían escribir un libro con todas las excusas que alegan los conductores cazados hablando por el móvil o sin cinturón. Desde ayer, este tipo de falta está considerada grave, al igual que no llevar casco o sillita para los niños. Las graves están penadas con una multa que va desde los 90 euros hasta los 300, pero usar el teléfono al volante y el resto de las faltas mencionadas se queda en la zona donde actúa la Guardia Civil de Tráfico en un término medio: 150 euros.

Una urgencia

"No lo hago nunca, pero hoy se trataba de una urgencia" es el argumento que más utilizan los infractores. Aunque los hay más imaginativos. "Me ha dicho la empresa que este teléfono si me lo pongo frente a la boca tiene manos libres", dijo un conductor a un guardia civil.

El comandante Seco y el cabo Raúl se saben todas las excusas y creen que los conductores tienen que "aprender mucho" de seguridad vial.

Ambos estaban ayer en kilómetro 15 de la A-2, en Madrid. En una hora no vieron a nadie sin cinturón o con el móvil. Sólo pidieron papeles. Mejor. Menos accidentes.