LA CLAVE, LOS DIENTES
Dado que solo se conservan de él restos de la mandíbula y el rostro, la forma de los caninos fue la clave para que los paleontólogos dedujeran el simio era macho. Los dientes permitieron aclarar también que era joven.
FRUTAS Y SEMILLAS
En cuanto a la altura y el peso, es muy difícil proporcionarlos porque no existe un esqueleto poscraneal, pero los expertos sospechan que rondaba los 35 kilos. Más claro está, gracias al esmalte dental, que su alimento eran frutas y semillas duras.
EL NOMBRE
Anoiapithecus brevirostris responde a la comarca donde fue hallado y a su cara corta.