En México había dos vías de obtener el carnet: la legal y la rápida. Aquella exigía trámites y tiempo; ésta sólo requería pagar. La existencia de ordenadores y móviles abren hoy nuevos campos a los estafadores. Pero para perpetrar grandes fraudes se necesita de la existencia de cohechos y de tráfico de influencias. Es una barbaridad que mediante carnets falsos autorizaran a transportar materias peligrosas a auténticos incompetentes. La batalla en contra de los accidentes comienza en la burocracia.

*Periodista.