En tiempos de dudas, el baile es la solución: ésa es la evasiva conclusión que Madonna ofrece en su nuevo proyecto, Confessions on a dancefloor (Confesiones en una pista de baile), que saldrá a la venta el 14 de noviembre. El disco, como ha anunciado la propia cantante, supone una apuesta rotunda por los ritmos electrónicos y la estética dance. La edición vendrá precedida del sencillo Hung up , el 17 de octubre, y será reforzada, según ha anunciado Madonna, con una gira mundial prevista para el 2006.

Confessions on a dancefloor es la respuesta a American life (2003), su anterior trabajo, recibido con frialdad por la crítica y que se saldó con resultados comerciales muy discretos: sólo 657.000 ejemplares vendidos en Estados Unidos, cantidad exigua comparada con las habituales cifras millonarias de la intérprete de Like a virgin y Music . Madonna reacciona ahora con un disco en el que, según ha avanzado, dominan más los ritmos agitados que los medios tiempos. "Quiero que la gente salte de sus asientos", afirma en su web oficial, que define el contenido del disco como un ejercicio de "música de baile sin más justificaciones".

El disco incluye 12 composiciones inéditas que la intérprete ha confiado al joven productor Stuart Price, de 28 años, director artístico de su última gira, el Re-Invention tour del 2004. También colabora en esas tareas el ya familiar músico electrónico francés Mirwais, involucrado en los dos anteriores trabajos de la diva de Michigan. Otros nombres vinculados son los conocidos Nellee Hooper y Patrick Leonard, entre otros.

El resultado, según asegura la web oficial de Madonna en una depurada muestra de retórica promocional, es una "contundente mezcla de estilos musicales, con un pie en las raíces de la música disco (a lo Giorgio Moroder o Abba) y otro gloriosamente acomodado en el futuro de la música".