María del Carmen García, la mujer que quemó vivo al violador de su hija en Benejúzar (Alicante), podría lograr la libertad condicional antes de Navidad tras cumplir más de cuatro años y medio de los más de cinco y medio a los que fue condenada. Ese es el calendario que manejan su abogado y su familia, que explican que, como paso previo, llevará unos días una pulsera de control.

A finales de octubre, la jueza de vigilancia penitenciaria le concedió el tercer grado, lo que le permitió pasar una jornada fuera de prisión la semana pasada y le permitirá estar este próximo fin de semana en su domicilio y no regresar a Fontcalent hasta el lunes por la noche. El último paso hasta la libertad condicional llegará dentro de unos días, cuando se le ponga la pulsera de control que le permita no tener que regresar a dormir a la cárcel.

«Unos días más tarde, si todo va bien, le quitarán el control y le aplicarán la libertad condicional», explica Joaquín Galant, su letrado. A partir de ese momento, ya solo tendrá que ir a firmar dos veces al mes hasta que acabe su condena. El indulto solicitado nunca llegó.

PRUEBAS CLARAS / En el juicio se dio por probada la agresión sexual de Antonio Cosme, el Pincelito, a su hija, entre otras cosas porque en la vagina de la menor se halló semen y líquido prostático que coincidían con su ADN. Una mañana de junio de 1998, María del Carmen había enviado a Verónica a comprar el pan y este albañil de más de 60 años, casado y con cuatro hijos, se cruzó con ella, le puso una navaja en el cuello, la llevó a un pinar cercana y la agredió sexualmente.

En septiembre del 2001, el Tribunal Supremo confirmó la condena de nueve años a Cosme, que llevaba en prisión preventiva desde octubre de 1998. En el 2005 empezó a disfrutar de permisos. Pero no se le impuso orden de alejamiento, ni la Fiscalía la pidió. Así que, en junio de ese año, cuando García estaba esperando el autobús, Cosme, que disfrutaba de un permiso no comunicado a la víctima, se le acercó, le espetó «buenos días señora, ¿cómo está su hija?» y se fue a un bar. García se acercó a una gasolinera, llenó una botella de combustible, entró al local, le roció con el combustible y le tiró una cerilla. «¿Te acuerdas de mí? Pues para que no me olvides», le gritó mientras el hombre ardía como una antorcha. Diez días después, Cosme, que tenía quemaduras en el 60% de su cuerpo, falleció.

Tras una primera condena de nueve años y medio, el TS rebajó la pena de García a algo menos de seis por trastorno mental, de los que hay que descontar el que pasó de manera preventiva en el psiquiátrico de Fontcalent. También redujo a 12 años su orden de alejamiento de la familia del fallecido. Las indemnizaciones que se le impusieron rozaban los 150.000 euros, frente a los 18.000 que en su día le impusieron a Cosme, que solo abonó 6.000. Finalmente, García regresó a la prisión en mayo del 2014.

REDUCCIÓN DE LA PENA / Esa orden de alejamiento hará que García no regrese a Benejúzar. Tampoco lo tendría fácil, ya que en su día parte del pueblo se puso del lado del agresor de su hija. Como no hubo rotura de himen porque la penetración fue parcial, varios vecinos restaron importancia al ataque.