Envuelta en la bandera del arcoíris, Madrid es una ciudad desbordada en la que no cabe un alma más. Con dos millones de personas -según calculan los organizadores- dándose cita en el World Pride, la capital hierve y la hostelería se frota las manos con una lluvia que cifran en 300 millones de euros. Son diez días de fiesta (empezó el 23 de junio y terminará el 2 de julio) y ya no hay cama donde echarse a dormir. Y la que hay, está a precio de oro. Muchos han optado por alojarse en Toledo y Segovia.

Viva la vida. Este es el lema del Orgullo Gay 2017, donde hay lo mismo de otros años -manifestación, pregones, fiestas y conciertos- pero elevado a la enésima potencia. Bajo la complicidad de las autoridades municipales, con Manuela Carmena a la cabeza, la reivindicación del colectivo se da la mano con una concienzuda campaña de marketing para que la marca Madrid, ciudad abierta y libre, brille más que nunca. El consistorio ha aprobado que se pueda hacer todo el ruido que se quiera (no habrá multas).

Telemadrid, la televisión autonómica a la que muchas veces se ha acusado de estar escorada a la derecha política, está total e inéditamente volcada en el evento, con programación en directo y emisión en bucle de películas de temática homosexual. Hasta el tiempo -abrasador en esta época- ha dado una tregua y no pasa de los 25 grados. No le faltan motivos a Carmena para pedir a París el título de ciudad del amor.

EL METRO, ABIERTO 24 HORAS / La capital quiere estar a la altura, e incluso superar, los World Pride anteriores, celebrados en Roma, Jerusalén, Londres y Toronto. Sin embargo, el arcoíris tiene sombras. La amenaza de atentados terroristas hace que la almendra central -cerrada al tráfico- esté tomada por la Policía, desde las alcantarillas hasta las azoteas y el cielo.

Otra sombra: la huelga de maquinistas del Metro (los taxistas también habían anunciado un paro pero lo desconvocaron). El suburbano tendrá unos generosísimos servicios mínimos y, por primera vez en su historia, abrirá el sábado las 24 horas.

Orgullo, sí. Amor, mucho. Diversidad y respeto, más. Pero sobre todo, dinero. Las asociaciones de hosteleros calculan que el World Pride provocará una lluvia de 300 millones de euros, entre alojamientos, comidas, fiestas y compras. Todos los bares y restaurantes del centro lucen la bandera gai y aprovechan para tentar al turista con menús especialmente diseñados para el World Pride, patrocinado mayoritariamente por Aegal, la asociación que representa al comercio, el ocio y la cultura ‘gayfriendly’. 1.200 baños públicos -muy coloridos- están repartidos por todo Sol y Chueca. Todo para contentar a un visitante que, en la mayoría de los casos, goza de un alto poder adquisitivo. Un dato: el turismo homosexual genera más de 6.000 millones de euros al año en España.

El plato fuerte llegará mañana con una manifestación convocada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Comenzará en Atocha y finalizará en Colón. Fuentes de la organización calculan que unos dos millones de personas -una cifra que dobla a la registrada en 2016- pueden darse cita en la cabalgata, a la que están invitados todos los partidos políticos con representación en el Congreso (incluido el PP). Si el año pasado fueron 35 carrozas, este año serán 52. Si el año pasado había una pancarta en la cabecera, este año habrá dos. La primera dirá: «Por los derechos LGTBI en todo el mundo». En las iniciales del colectivo se incluye la I de intersexuales, aquellos que tienen órganos sexuales masculinos y femeninos.

DESPATOLOGICACIÓN / La segunda pancarta dirá: «Despatologización trans ya». «Que la transexualidad sea considera una enfermedad es algo que no podemos consentir», insiste un portavoz de la FELGTB, organización que cumple 25 años y que destaca que el Orgullo Gay tiene mucho de fiesta pero mucho más de reivindicación. Para ello han organizado la exposición Subversivas, en la que se exhiben fichas policiales de detenidos por ser homosexuales en los años 70.