Tras dos días de puro caos, los madrileños podrán desplazarse por el subsuelo durante los próximos cuatro días con cierta normalidad. Los trabajadores del metro de la capital, en huelga desde el pasado lunes por el recorte del 5% a sus sueldos decretado por el Ejecutivo autonómico, celebraron una asamblea general ayer, jornada en la que hubo menos problemas de movilidad que la anterior pese a que tampoco se respetaron los servicios mínimos en un suburbano parado por completo, y lo que allí se decidió, mientras fuera dos millones de personas veían afectados sus desplazamientos, fue que hoy y mañana circulen el 50% de los convoyes, el fin de semana próximo no haya ningún paro y del lunes en adelante ya se verá, en función de la voluntad negociadora del Gobierno de Esperanza Aguirre.

Estas decisiones no implican que el conflicto se haya desinflado. Los ánimos de los empleados públicos continúan bastante caldeados tras la apertura de 400 expedientes disciplinarios por el incumplimiento de unos servicios mínimos que tachan de "abusivos". Durante la asamblea de ayer, por ejemplo, los representantes sindicales pronunciaron frases como "el lunes vamos a muerte y si hay que entrar a matar, entraremos a matar" o "si nos tocan los cojones somos capaces de cualquier cosa".

REACCIONES POLITICAS La huelga, por otra parte, pasó a la contienda partidista. Aguirre sostuvo que el paro era una "maniobra política" contra ella y basó su tesis en la frase que dijo en su día el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero: "Hay que ganar Madrid como sea". Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en una entrevista en Tele 5, señaló que Aguirre era en parte "responsable" de las consecuencias de la huelga por no negociar con los sindicatos.