Roberto Mancini, de 53 años, es subcomisario de policía y sufre de un linfoma maligno. Enfermó después de que, a partir de 1994, comenzase una investigación sobre un tráfico de residuos tóxicos que llegaban a la región de Campania (Nápoles) desde el norte de Italia y algunos países europeos. En 1996 entregó el informe final, de 200 páginas, que fue guardado en un cajón. Solo 10 años más tarde saldría Gomorra , el exitoso libro de Roberto Saviano sobre el mismo tema, que muchos tomaron por una novela. Entre medio, el Parlamento italiano creó una comisión investigadora que concluyó sus trabajos decretando el secreto sobre algunos capítulos.

Año 2013. Hace dos semanas, el programa Las hienas (Mediaset) entrevistó a Carmine Schiavone, un camorrista de solera, que colabora con las autoridades. Explicó que en 1988, tras haber terminado de construir un tramo de la autopista que lleva a Casale, patria del clan más violento de la Camorra, quedaban en el territorio los cráteres de las tierras desplazadas. Relató Schiavone: "Volví a Casale y hablé con mi primo, Francesco, alias Sandokan líder del clan y le dije que había un negocio a la vista, ingresar miles de millones con la basura". "¿Queremos envenenar Casale?", contestó molesto el jefe. Schiavone descubriría poco después que el tráfico se hizo igualmente, pero de residuos tóxicos.

En 22 años han llegado a las provincias de Nápoles y Caserta unos 10 millones de toneladas de residuos, transportadas por 410.905 camiones Tir, según el informe anual sobre ecomafias de Legambiente, la asociación de defensa del medio ambiente más importante de Italia. Descendían a Nápoles desde las provincias del norte italiano, pero también desde Austria, Bulgaria, Alemania, Francia, Inglaterra, Noruega, Rusia, Turquía y otros más. Hasta que la tierra esparció los venenos.

El mando de la VI Flota de EEUU, con base en Nápoles, envió un escrito la pasada primavera a sus subordinados, aconsejando no beber agua del grifo. Más tarde, informó de que para lavarse la cara y ducharse era mejor hacerlo rápido y con la boca cerrada y usar agua mineral para limpiarse los dientes. Fue un detonante. El alcalde napolitano, Luigi de Magistris, protestó. Parafraseando el eslogan "Ves Nápoles y después mueres" (de emoción, obviamente), el semanario L'Espresso dedicó una portada al caso con el título Bebes Nápoles y después mueres . El alcalde se ha querellado.

82 CASOS ABIERTOS Desde 1991 la magistratura ha abierto 82 sumarios por tráfico ilegal de residuos, cerrados con el arresto de 915 personas, 1.806 denuncias y 443 sociedades implicadas. En los camiones han viajado escoria metalúrgica, residuos de pinturas, tierras contaminadas traídas de zonas de descontaminación, amianto, material de las petroleras y químicas nacionales, fango de los curtidos de pieles. Los bidones y contenedores enterrados, dejados impunemente, llevan nombre y apellidos.

El Instituto Nacional de Tumores de la Fundación Pascale ha certificado que en Nápoles ha habido un aumento de cánceres del 47% en los hombres y del 40% en las mujeres. En la provincia de Caserta el incremento ha sido del 28,4% en los hombres y del 32,7% en las mujeres.

Los consejos de la VI Flota, la prensa, los datos epidemiológicos y la entrevista al camorrista arrepentido han disparado las alarmas. Principalmente en el sector agrario (85.000 empresas), que vende en todo el país y entre las 1.500 pymes que producen la típica mozarela artesanal.

La policía ha confiscado ahora pozos para irrigar los campos, hectáreas de terrenos de cultivo levantadas sobre cementerios de basuras y camiones con residuos especiales y sin permisos. Algunos acuíferos han resultado contaminados y la psicosis está cundiendo en la plácida región que en su día eligió el poeta Virgilio para su vejez y que, con un turismo en aumento, no necesitaba un mazazo que no es debido a la dejadez de los napolitanos, sino a la irresponsabilidad de los industriales del norte continental.

El Gobierno italiano ha aprobado un decreto de urgencia, tipificando nuevos delitos, como la quema de basuras (porque puede producir dioxinas), y se está planteando enviar al Ejército. Los bulldózer desentierran a diario amasijos cenagosos de venenos. "Estamos afrontando la madre de todas las batallas", dice Antonio Lucisano, director del consorcio de mozarelas artesanales.