En el 2001, la ciudad sueca de Malmoe sorprendió al mundo: una urbe de rodillas, a raíz del fracaso de la industria naviera, se plantó en la escena internacional gracias a un visionario proyecto de barrios ecológicos. El nuevo distrito de Västra Hamnen (Puerto Occidental) y la reforma del suburbio de Augustenborg le merecieron la fama de urbe más ecológica del mundo. Sin embargo, hoy, el impulso inicial parece estancado. Los habitantes de Puerto Occidental siguen con hasta cuatro coches por hogar; el nuevo barrio de Svagertorp se parece a un gran centro comercial periurbano; y el resto de la ciudad no ha asumido los estándares de los ecobarrios. A principios de diciembre, el ayuntamiento se comprometió a tener en el 2020 cero emisiones en sus servicios y edificios, así como a alimentar la ciudad solo con energías renovables en el 2030. El año que viene empezará la construcción de la segunda fase de Puerto Occidental.

"A finales de los 90 no teníamos ni idea de sostenibilidad", afirma Henrik Aspegren, responsable de la empresa de reciclaje de Puerto Occidental. Sin embargo, sí había una clara apuesta pública para dar nueva vida a una ciudad que llegó a picos de paro del 22,5% a causa del fracaso de la industria naviera. "En la primera zona de edificación había una empresa con 6.000 trabajadores. Hoy hay 260 con 8.000", resume Tor Fossum, arquitecto del departamento de Medioambiente de la ciudad. "En los 90, Malmoe era un lugar nada atractivo para pasearse", explica Joakim, del pueblo de Helsingborg. Hoy, esta ciudad de 300.000 habitantes atrae a 5.000 nuevos residentes cada año.

"Todo esto se debe en parte a Puerto Occidental, que aplicó soluciones medioambientales pioneras", dice Göran Rosberg, del departamento de Planificación. El núcleo original de Puerto Occidental se alimenta con un gran molino eólico. Frío y calor son almacenados en un acuífero y extraídos según cada estación. El agua de la lluvia se queda atrapada en techos cubiertos de vegetación o fluye en canales y estanques. Los residuos son recolectados por un sistema neumático que, en algunos casos, está conectado con trituradoras colocadas debajo de la pica de la cocina.