El largo epílogo del caso del tetrapléjico gallego Ramón Sampedro registró un nuevo capítulo con la reapertura de la causa legal contra la que fue su compañera, Ramona Maneiro, que tuvo que volver a declarar ayer en el Juzgado número 2 de Ribeira (A Coruña) a petición del fiscal, tras haber confesado en televisión que ayudó a morir a Ramón. Maneiro dijo a la salida que la justicia debe seguir su curso y pidió a la sociedad española que mantenga vivo el debate sobre la eutanasia.

Acompañada de su abogada, sus hermanas y miembros de la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente, Maneiro permaneció una hora en el juzgado. Sin embargo, la letrada, Mari Luz Canal, indicó que el interrogatorio de la fiscalía y de la juez María Luisa Castro sólo duró 15 minutos, los justos para que Maneiro reafirmase lo que dijo en televisión. Según la abogada, las preguntas se centraron en confirmar su participación en los hechos y no fue interrogada sobre otras participaciones.

Asediada por la prensa, la excompañera de Sampedro, que quiso evitar un excesivo protagonismo, no tuvo más remedio que hablar a la salida del juzgado. "Todo ha ido bien y ahora hay que dejar a la justicia que siga su curso", destacó. También agradeció el interés de los medios y resaltó que "lo importante es que hay que mantener vivo el debate sobre la eutanasia, que es por lo que luchó Ramón".

Esa es una idea que comparte la presidenta de la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente (DMD) en Galicia, Carmen Vázquez, que ayer acompañó a Maneiro al juzgado y que resaltó la importancia de que los políticos afronten la legalización de la eutanasia. Vázquez, sin embargo, cree que las declaraciones de Maneiro en la televisión no han favorecido los intereses de la asociación por el "morbo" y la

"carnaza" que se ha echado sobre el asunto. También explicó que hasta que "todos los demás" se lo hicieron ver, no era consciente de lo que "se le podía venir encima".