El ser humano dispone de mecanismos naturales para regular el calor corporal, pero cuando las temperaturas suben en exceso las consecuencias pueden ser peligrosas para la salud, razón por la que autoridades y profesionales recuerdan cómo enfrentarse a los rigores del verano.

Desde el Ministerio de Sanidad, que ya activó a principios de junio un plan de prevención del calor, y también en el Consejo General de Colegios Farmacéuticos se destacan consejos sanitarios dirigidos a la población para hacer frente al calor y evitar las trágicas consecuencias que puede tener un aumento de la temperaturas.

Todavía en el ecuador del verano y cuando pueden estar por llegar los días más calurosos del año, conviene insistir en algunas medidas sencillas y muy fáciles para todos, pero que resultan muy eficaces para prevenir los temidos golpes de calor en el organismo.

Niños, personas mayores y aquellas con alguna enfermedad son quienes pueden resultar más afectados, pero el golpe de calor puede producirse en cualquier persona, incluso en las que están más sanas.

Los transtornos producidos por el calor, son el resultado del fracaso que se produce en los mecanismos fisiológicos que regulan la temperatura corporal ante una sobrecarga de calor en el medio ambiental, con manifestaciones que van desde calambres, sensación de agotamiento y síncope, hasta un golpe de calor, que es la forma más grave y que puede incluso llegar a provocar la muerte.

El calor puede producir calambres en los músculos del abdomen y de las extremidades debido a la pérdida de sales y electrolitos, mientras que la sensación de agotamiento se debe a la deshidratación corporal, que puede dar lugar a una sed intensa, cefalea, vértigo, cansancio, irritabilidad, hipotensión, taquicardia e hiperventilación.

Más grave es el síncope, transtorno que indica que hay un aporte insuficiente de sangre, oxígeno y glucosa en el cerebro que el afectado describe como una sensación de vahído, con visión borrosa y hasta desequilibrio corporal.

La recuperación suele ser rápida y se aconseja colocar al afectado en posición horizontal, tumbado sobre una cama para facilitar que el organismo se reponga y vuelva a la normalidad.

El inicio

El golpe de calor comienza con una reducción o cese de la sudoración, seguida de dolor de cabeza, confusión, taquicardia, piel caliente, inconsciencia y convulsiones.

Los ancianos son los más susceptibles al golpe de calor como se puso de manifiesto en Francia durante el caluroso verano de 2003 en el que fallecieron miles de personas mayores.

En todos los casos en los que se adviertan problemas relacionados con el calor hay que trasladar al afectado a la sombra, mantenerle con la cabeza un poco en alto, refrescarle con compresas de agua fría incluso hielo en la cabeza y darle agua siempre que esté consciente, además de llamar al médico si fuese necesario y no se repusiera.

Las principales recomendaciones ante las temperaturas altas son aumentar la ingesta de líquidos, evitar comidas copiosas, no exponerse al sol en exceso, en especial en las horas centrales del día, usar ropa ligera y holgada, reducir la actividad física y descansar con frecuencia a la sombra.