"Cuánta pena y dolor siento". Francisco José Garzón Amo, el maquinista del Alvia que se despistó atendiendo una llamada de trabajo y no frenó a tiempo el tren en el que murieron 79 personas, rompió ayer su silencio. Con motivo del primer aniversario de la tragedia ha enviado una carta a las dos asociaciones de víctimas en las que les pide perdón.

"Un año después siento la necesidad de decirles públicamente lo que cada día desde aquel 24 de julio digo en soledad, destrozado por las consecuencias del accidente", escribe el maquinista en la carta que su abogado entregó el miércoles a los letrados de las asociaciones de víctimas.

Garzón muestra su angustia ante la necesidad de expresar su consuelo a las víctimas y la posibilidad de que estas no quieran recibirle: "Qué palabras puedo decirles, si serán o no las adecuadas, si finalmente podría llegar a molestarles lo que digo". Y ante la posibilidad de generar algún alivio señala: "No saben cuánto daría por ello. Es tan grande el daño que han sufrido".

Asume su responsabilidad: "Yo era el maquinista del Alvia ese día y ante ustedes nada quiero ni pretendo justificar. Ustedes son las víctimas, los que con plena confianza se montaron en un tren que debía llevarles sanos y salvos al lugar previsto. Sin embargo, muchas vidas, muchos sueños y esperanzas se quedaron en las vías". Y termina pidiendo perdón.