"Se va a romper la cadera". Ese es, seguro, el pensamiento de la mayoría cuando se ve a un marchador en acción. Eso mismo fue lo que hace un año le dijo a Antonio Polo su familia cuando decidió dedicarse a la marcha y convertirse en el único atleta de la modalidad de la ciudad de Cáceres. "Pero nada más lejos de la realidad", dice el protagonista. Empezó por casualidad, casi por salud, cuando un compañero del Club Maratón Cáceres sufrió un desvanecimiento durante la media de la ciudad. "Lo pasó muy mal, pero el médico le recomendó que siguiera haciendo deporte, le dijo que tenía que andar", explica Antonio.

El, a punto de cumplir los 50, también decidió seguir el consejo del galeno. "Empecé a hacer marcha por salud y me fui llevando muchas sorpresas", añade. Empezó a utilizar otros músculos cuando hacía deporte, lo que al principio le costó sufrir agujetas. "Recuerdo mi primer entrenamiento, de unos diez kilómetros; tenía la sensación de que no me cansaba, acabé de maravilla. Pero al día siguiente me dolía todo", rememora.

Empezó marchando en solitario y sigue así. Es un rara avis en Cáceres. Una vez, en la Ciudad Deportiva, ha coincidido con una chica de Almendralejo que alguna vez hizo marcha. "Entrenamos juntos y me hizo mucha ilusión". Pero lo normal es que entrene solo, aunque a veces lo hace con compañeros del club de maratón que van a un ritmo lento. "Ellos van trotando y yo marchando, formamos un grupo un poco raro", cuenta entre risas. El recomienda la marcha y se ofrece a ayudar a todo el que quiera iniciarse en esta modalidad atlética.

La técnica

La marcha es, sobre todo, técnica, "lo que te obliga a ir siempre muy concentrado". Hay dos claves: la primera, "la más conocida", es que nunca pueden estar los dos pies en el aire a la vez; y la segunda, "las más difícil de cumplir por los principiantes, como yo", es que la rodilla del pie de ataque, el que avanza, tiene que estar recta, completamente extendida hasta que la cadera pase por encima. "Solo entonces puedes flexionarla", explica Antonio. La segundo es el fallo más habitual de los que están empezando, mientras que la primera es más habitual que se lo salten los que ya llevan mucho tiempo haciendo marcha porque quieren ganar velocidad.

Se inició en la marcha hace un año, pero no fue hasta después del verano cuando empezó a competir. "La primera vez que vi marcha atlética en directo fue en el Campeonato de Extremadura: me quedé alucinado". El también quería competir y empezó a indagar. Ahora, federado con el Club de Atletismo de Cáceres, compite junto a un heterogéneo grupo de marchadores extremeños que está obteniendo buenos resultados, sobre todo en Portugal, donde abundan las pruebas populares de marcha. El entrena duro --si puede lo hace cinco días por semana-- para seguir mejorando y dándole marcha al cuerpo.