Internet tiene pendientes algunos retoques para parecerse a la red ideal. "En un mundo perfecto, la seguridad digital sería incuestionable. Nadie debería temer que dar tus datos bancarios entrañara riesgos, como hoy sucede. Tampoco existiría el spam. La velocidad sería ilimitada y las posibilidades de acceder a la red serían similares a las de otros bienes considerados derechos universales, como el agua o la luz. Existiría un mercado de contenidos de licencia libre suficientemente amplio para competir con los que están sujetos a copyright sin necesidad de que ninguno acabe con el otro. El usuario elegiría cuál le interesa más. Las redes sociales tendrían resueltos los problemas de privacidad que aún soportan y con una sola contraseña accederíamos a toda la red, no con las decenas de password que hoy necesitamos, una para cada site".

Así imagina la internet ideal Alvaro Ibáñez, bloguero especialista en entornos digitales, quien considera que los gadgets electrónicos de hoy tienen todavía un importante recorrido de mejora en el terreno energético, no en el de la minituarización: "El tamaño de los móviles y las tabletas ya no puede reducirse más. Pero sí es posible disponer de mejores baterías. En un mundo 10 se acabaría lo de usar el portátil con miedo a quedarte tirado a mitad de trabajo".

Inventos de reciente aparición como la realidad aumentada estarán a la orden del día y dispondremos de sistemas de reconocimiento de voz mejorados que harán posible acabar con las barreras idiomáticas. Pronto, el traductor instantáneo perfecto nos permitirá viajar por China y charlar con los nativos como si habláramos con el vecino del quinto.