Sonó un cañonazo, se abrieron las compuertas y un gran chorro salpicó, por primera vez, el apabullante casco del Oasis of the Seas , de 220.000 toneladas. Los trabajadores del astillero de Stx en Turku, Finlandia, suspiraron, tras un año y medio de intenso trabajo de ingeniería y montaje. Tras hacer historia al posibilitar, con éxito, la puesta a flote del barco de pasajeros más grande y avanzado jamás construido. Caben más de 8.400 personas (6.300 pasajeros y 2.160 tripulantes) en capacidad plena. Mide 361 metros de eslora (largo) y 63 de manga (ancho). Costará mil millones de euros. Y en su interior todo será colosal. Incluso el oceáno parecerá más pequeño.

Pero más allá de las cifras, el nuevo barco de Royal Caribbean se desmarca por incorporar diseños y actividades jamás vistas en un barco, en plena eclosión de los cruceros en Europa.

Cuando en el 2006 se encargó el tremebundo crucero, a algunos les pareció un disparate. Un sueño a lo Julio Verne, poco práctico en un mercado muy competitivo donde cada temporada se inauguran más barcos. Pero la compañía ya había demostrado con el Freedom of the Seas , ese año, el tirón que tiene la novedad para la creciente tropa de amantes de los cruceros de todo el mundo, que en España ya superará este año el medio millón. Ese superbarco, al que siguieron dos hermanos también para 5.700 personas abrió un nuevo reto al más difícil todavía en el astillero finlandés.

UNION DE 181 GRANDES PIEZAS Tras ensamblar 181 bloques de un máximo de 600 toneladas, el Oasis comenzó a vertebrarse hace unos meses, en medio de un proceso de soldadura digno de microciruja. Ni el frío polar que se vive en Turku (varios grados bajo cero desde hace días) ha bajado el ritmo de producción . Más de 2.000 personas trabajan para que el gigante cobre vida. Y la madrugada del sábado comenzó a hacerlo al correr el agua bajo su casco y dejar atrás el dique seco. "Cada vez vamos a un nivel superior, no solo por tamaño, sino por flexibilidad y oferta de actividades para nuestros viajeros", explicó el presidente de Royal Caribbean, Richard Fain, antes de la flotación y en su primera visita a las entrañas del gigante de acero, a la que pudo asistir EL PERIODICO.

Largos cables (5.000 kilómetros), tuberías (250 kilómetros) y paredes al descubierto evidencian el trabajo que resta hasta el estreno del barco, previsto dentro de un año. Pero con el mar ya a sus pies, el crucero protagoniza ya las reservas de viajes del 2010 y los sueños de los fanáticos de los barcos. A partir de diciembre del 2009 iniciará rutas de una semana por el Caribe oriental, con un precio mínimo de 700 euros por persona.

En su interior todo es monumental, y aunque la estructura interior está por revestir, ya se intuyen las grandes sorpresas. La Royal Promenade, una arteria comercial y de paseo, luce ya sus 19 metros de amplitud (el doble que sus hermanos), para pasear como en plena Rambla, rodeado de tiendas y restaurantes. Dividido en siete barrios, el súmum lo aporta un Central Park con vegetación real y rodeado de camarotes con balcones al parque.

ANFITEATRO Al margen de mantener los restaurantes, tradicionales bares, teatro, biblioteca, casino, pista de hielo y demás oferta habitual de la compañía, el Oasis ahonda en la monumentalidad con un anfiteatro al descubierto, en la popa, donde presenciar espectáculos como acrobacias desde un trampolín gigante, natación sincronizada y show de fuentes de agua de 20 metros de altura. "Hay que dar más opciones a los clientes, evolucionar", dice el presidente de la segunda empresa de cruceros más potente del mundo.

Por eso, uno de los llamados barrios es el Boardwalk, de ambiente familiar, con tiovivo, puestos de helados y paseo. Los aventureros pueden escalar paredes o atreverse con una tirolina a una altura de nueve cubiertas. Los ociosos, disfrutar de piscinas, surf y playa artificial, con sombrillas. O sucumbir a la zona de vitalidad, con spa y gimnasio gigante para combatir los excesos de la gula desatada en cruceros donde la restauración es gratuita y disponible a todas horas.

La vorágine tiene su contrapunto en los 28 lofts de dos pisos en la cubierta 17 y en la popa, con vistas al mar. ¿Es el techo de la ingeniería naval para el ocio? ¿Hay demanda para las nuevas megalópolis del mar? De momento, Stx ya trabaja en el Allure , gemelo del Oasis , a estrenar el 2010.