"La deportación es algo que recuerdo cada día, de una manera u otra". Simone Veil fue enviada al campo de concentración de Auschwitz en marzo de 1944 junto a su familia. Después de salvarse de ese infierno, hoy, 65 años después, se encuentra en la localidad cacereña de Cuacos de Yuste participando en un curso internacional de verano organizado por la Uex y la Fundación Academia Europea de Yuste. Memorias y lugares de memoria en Europa servirá, entre otras cosas, para recordar a los miles de judíos que no tuvieron tanta suerte como Simone durante el Holocausto.

Ayer, en su primera comparecencia, esta francesa galardonada con el Premio Europeo Carlos V 2008 y expresidenta del Parlamento Europeo, defendió preservar los lugares de la memoria referidos al exterminio de judíos durante el III Reich para evitar que vuelva a suceder algo parecido en la Europa de la Democracia. "Necesito hablar de este pasado que me obsesiona para poder exorcizarlo; de ahí que mientras pueda estoy obligada a hablar sobre ello, porque hoy quedamos solo unos cuantos centenares y nos queda muy poco tiempo".

Veil permaneció en Auschwitz hasta el 27 de enero de 1945, cuando los rusos acudieron a liberar el campo de exterminio polaco. Ella y su hermana fueron las únicas supervivientes de toda la familia.

Susan hace su propia propuesta de reconstrucción para ese lugar de la memoria que se ha convertido en patrimonio de la Unesco. "Ya no es lo que era, y por tanto es imposible renovarlo como pretende la Unión Europea". Ella apuesta por la creación de un Museo del Exterminio que abarque toda la zona Auschwitz-Birkenau (complejo formado por diversos campos de concentración y exterminio), donde "se tuviera en cuenta también esa otra serie de lugares donde se asesinó a los judíos".

A esto ha añadido que "es responsabilidad de todos nosotros (los supervivientes) garantizar la permanencia de esta memoria y de los recuerdos por medio de museos, escritos y testimonios, porque nos queda muy poco tiempo para sacar enseñanza de lo vivido".

Veil es partidaria de no buscar responsables de sucesos pasados. Los verdaderos culpables han muerto, pero sí es importante ser capaz de "identificar cualquier posible foco nuevo de totalitarismo". Quizá por ello está deseosa de que el Tratado de Lisboa sea ratificado y entre en vigor cuanto antes. Con él, los europeos podrán llegar más lejos en su proyecto común, se dará más importancia al Parlamento Europeo y la igualdad de oportunidades entre los países miembros será verdadera.