Insobornablemente surrealista, Eugenio Granell no se dedicó a la pintura hasta los años 40. Había sido músico antes de la guerra civil y cuando emprendió el exilio con otros españoles y llegó a Santo Domingo descubrió su vocación de artista y empezó a pintar.

Sus orígenes pictóricos y su trayectoria posterior se muestran, en 40 obras (óleos, gouaches, acuarelas, dibujos, collages y objetos), en la exposición que se abre hoy en el MEIAC de Badajoz, en colaboración con la galería Guillermo de Osma.

Los fondos proceden de la familia del artista nacido en La Coruña en 1912 y muerto en Madrid en el 2001.

UNA ACTITUD VITAL

"Para él el surrealismo era una actitud vital", afirma Guillermo de Osma, que montó la exposición para su galería. Posteriormente pudo verse en Oriol Galeria d´Art de Barcelona.

Esta actitud explica que Granell se mantuviera fiel a sus principios durante toda su vida creativa, que duró hasta las puertas de su muerte. Viajó, expuso en Nueva York, París, conoció a André Breton, el "padre" del surrealismo y regresó a España a finales de los 60.

"Era una persona con un gran humor, elegante a su manera", dice de Osma. Y ese humor pasó a su obra, como se comprueba en algunas de las piezas que exhibe el MEIAC, especialmente sus personajes de madera Dama de Fontaineblau y El pedante don Juan con ropa de gala . De Osma destaca, sin embargo, la producción de la primera época, sobre todo la compuesta en papel, poco conocida. En Badajoz se exponen, además, obras que no se habían visto antes como Los gérmenes del aire y Toro y caballo , ambas de los años 50.

El catálogo de la muestra recoge, además de imágenes de cuadros, textos de José María Naharro-Calderón (una semblanza de su encuentro con el artista gallego), un inédito del propio Granell que forma parte de su libro Pintura escrita: textos y visiones de pintores , escrito en los años 50 en Puerto Rico y no publicado. Lynda Klich escribe también sobre la etapa en Santo Domingo.

La exposición podrá visitarse hasta el 14 de diciembre.