Según la leyenda, cuando Miguel Angel terminó su escultura de Moisés, en el Renacimiento, le pareció tan realista que le ordenó: "¡Habla!. Este es el nivel de perfección que pretende alcanzar el vino que, precisamente bajo esa denominación --Habla --, han comenzado a comercializar recientemente los empresarios de origen extremeño José Civantos y Juan Tirado. Ayer dieron a conocer sus tres primeras variedades en una cata en el Restaurante Oquendo, en Cáceres.

Pero no se trata de su única presentación en sociedad . Y es que la primera generación de unos vinos que aspiran a estar "entre los mejores del mundo todos los años", según sus promotores, ya se ha sometido al examen de los más conocidos enólogos y sumilleres del mundo. "Y el resultado es, de momento, inmejorable. De hecho, ese es nuestro compromiso con el consumidor: crear un producto de máxima calidad, de lujo, y si no alcanzamos este nivel, no estaremos en el mercado", explica Gonzalo Iturriga, director técnico de Bodegas y Viñedos de Trujillo.

Con este objetivo, Civantos y Tirado --empresarios procedentes del ámbito del transporte y de la construcción y la ganadería, respectivamente-- han optado por contratar a los mejores especialistas para analizar en profundidad cada uno de los aspectos que intervienen en el proceso de elaboración del vino, desde las propiedades de la tierra hasta la forma de la botella en que se sirve (que revela el carácter del caldo --masculino, transgresor...--). De hecho, el proceso ha sido tan largo y minucioso (comenzó hace siete años y las primeras botellas que llegan al mercado proceden de la cosecha del 2005), como elevada la inversión, que se sitúa en torno a los 30 millones de euros.

En cuanto al método de producción, Bodegas y Viñedos de Trujillo intenta combinar la tradición, mediante un proceso completamente ecológico en el que no se utilizan productos químicos, y las nuevas tecnologías. "Incluso hemos introducido procedimientos que hasta ahora no se utilizaban en España, como el análisis de los precursores aromáticos de la uva o la medida del carbono isotópico C-13" ilustra Iturriaga. Y es que garantizar la máxima calidad no permite confiar en casualidades y hasta el propio viñedo está parcelado, de forma que cada mínimo detalle, variación o error es identificado rápidamente.

Esto demuestra que Habla no es ningún capricho, como recalca el propio Civantos, que se ocupa de dirigir directamente la empresa. "No se trata de ningún capricho, porque fundar una bodega esté de moda. Nuestra mentalidad es plenamente empresarial y, por ello, contratamos a expertos para ejecutar cada fase del proyecto, desde la búsqueda de la máxima calidad del vino hasta la elección de la imagen de marca", detalla.

Una fórmula que ya les ha llevado a estar entre los 20 mejores vinos de España en la próxima Guía Campsa y en la que pretenden mantenerse. Al fin y al cabo, se trata de servir el lujo en botella, eso sí, a entre 50 y 60 euros la unidad.