´LEJOS DEL CIELO´

DIRECTOR Y GUIONISTA: Todd Haynes ACTORES: Julianne Moore, Dennis Quaid, Dennis Haysbert. SALAS: Cáceres, Badajoz

Lejos del cielo es una película algo extraña. Nace del cine (el melodrama de los años 50, las obras de Douglas Sirk y John M. Stahl) y amplía los temas de este género allí donde la censura entonces impedía mayor profundidad; pero a la vez, dentro de esa tradición, alumbra los contraluces de la historia social americana de la época. Ello hace singular la cuarta película de un director moderno como Haynes, tan lejos de la estética que emplea en esta obra.

Podría pensarse en lo que la película tiene de pastiche (de recreación del mundo de Sirk: el color, los asuntos, el género), pero supera ese ejercicio con sus maneras discretas, sin énfasis, con una naturalidad sorprendente para quien tiene que ofrecer un giro argumental tras otro que sobre el papel resulta forzado (amores entre blanca y negro, amores homosexuales, amistades hipócritas, tragedias familiares...).

CANDOR

Una de las reglas del melodrama es la del candor, la de la inocencia, que en contacto con la perversión provoca los sentimientos desaforados que caracterizan el género. Aquí se conserva esta regla: la de una mujer inocente, con fama de roja , pero de una rojez ingenua, que tiene una vida equilibrada: marido ejecutivo, niño y niña encantadores, un círculo de relaciones sociales cohesionado. Todo ello acaba agrietándose sin remedio cuando afloran problemas conyugales: lo que desencadena: la amistad (el amor) con un jardinero negro, la amenaza de derrumbe del castillo social que da sentido a su vida, la sitúa en una encrucijada que intenta romper frente a las convenciones.

En este melodrama contenido, la función de los intérpretes resulta fundamental. Y así lo confirma una de las mejores actrices actuales, Julianne Moore, que desde esa contención hace ver la zozobra que le asalta inesperadamente y los límites de su rebelión. Su personaje, complejo, lleno de matices, a los que ella presta su inteligencia, es uno de los más atractivos que ha brindado el cine norteamericano reciente y al que replica el que interpreta Denis Haysbert, el jardinero negro, también preso de las convenciones de su raza.

Hay una escena que resume la sabiduría de Haynes y su convicción al rodar este melodrama: parecía imposible reinventar una despedida en una estación de tren, pero la que aquí aparece emociona como si antes no la hubiéramos visto.