Aunque sin métrica ni sistema/ pero con todo el dolor/ quiero hacerte este poema/ herido en el corazón.

Y aunque no soy un poeta/ para ti Luciano la dedico/ es un riesgo, un objetivo, mi meta/ el hacerte un honor no es sacrificio.

Eras un espejo donde mirarse/ como persona excelente/ calma, dulzura, saber adaptarse/ caballeroso y siempre presente.

Como esposo apasionado/ como padre un referente/ así conocí yo a Luciano/ que me marcó para siempre.

Amistad, sosiego, dulzura/ consejo, trabajo y abnegación/ alegría, prudencia, hermosura/ solidaridad, paz y amor.

Estas palabras bellas/ definen su personalidad/ quizás muy pocas ellas/ para su gran humanidad.

Caminó siempre adelante/ nunca hubo en él rencor/ él se aplicaba talante/ paciencia, prudencia y razón.

Compañeros de trabajo/ hablan de ti con pasión/ te recuerdan en el tajo / siempre humano y todo corazón.

Hasta para marcharte/ has sido todo un señor./ La bondad en ti era un arte,/ ni distes ruido en tu adiós.

Yo de mayor quiero ser/ como mi amigo Luciano./ Aunque te haya dejado de ver/ tardaré en olvidarte, hermano.

M. Morea